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Varias entidades de Las Fuentes unen fuerzas para proteger su patrimonio

Conseguir que el antiguo reformatorio de Torre Ramona y la fábrica de Giesa se rehabiliten y tengan un nuevo uso es el objetivo de este nuevo grupo de trabajo integrado por diversas asociaciones.

Antigua fábrica de Giesa
Antigua fábrica de Giesa.
Heraldo

Dicen que la unión hace la fuerza, y eso mismo es lo que han pensado las asociaciones del zaragozano barrio de Las Fuentes que han decidido ponerse a trabajar codo con codo para defender su patrimonio. El objetivo de esta nueva alianza entre entidades es conseguir que dos de los emblemas de Las Fuentes, el antiguo reformatorio de Torre Ramona y la fábrica de Giesa, se rehabiliten y se recuperen como equipamientos.

Este grupo de trabajo ha echado a andar hace apenas una semana, y está formado por las asociaciones de vecinos de Las Fuentes, Civitas, Larrinaga-Montemolín, la asociación de mujeres ‘Las Aguadoras’ y el apoyo de Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés (Apudepa) y la plataforma Aragón Despierta. “Aprovechamos una sugerencia de los miembros de la Junta de la asociación de trabajar junto a otras entidades. De esta manera le podemos dar más impulso y tener más garantías de ser oídos”, explica Diego Luque, portavoz de la Asociación Vecinal de Las Fuentes.

Pese a que los integrantes de esta nueva unión tan solo se han reunido en una ocasión, han acordado como primera medida solicitar ser recibidos por el Gerente de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza. “Queremos que nos informen del nivel de protección y de la proyección de futuro que tiene cada uno de los edificios”, señala Luque. Muy probablemente, el grupo también pedirá una reunión con la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón. No obstante, no será hasta después de las fiestas del Pilar cuando el grupo inicie su actividad.

El grupo de trabajo entiende que, tras la renovación política que se ha producido hace unos meses, “corresponde dar un pequeño impulso” a proyectos que, por el momento, permanecen guardados en un cajón. Es el caso de la antigua fábrica Giesa, en desuso desde hace más de una década y cuyos tejados de uralita están en estado de ruina. En 2017, el Ayuntamiento de Zaragoza presentó el proyecto Cierzo con el objetivo de conseguir financiación europea para rehabilitarla, aunque finalmente las ayudas no le fueron concedidas. Son muchos los usos que se han ido planteando para este inmueble de más de 10.000 metros cuadrados, como acondicionarlo para crear una zona de ocio infantil o establecer en él un teatro y salas para cursos.

Torre Ramona es otro de los buques insignia del barrio. A lo largo de su historia fue un reformatorio, un convento y un manicomio, y hoy en día alberga la única torre agrícola que se conserva en el interior de la ciudad. Tras haber esquivado la piqueta en varias ocasiones, los vecinos reclaman que se rehabilite y se conviertan en un equipamiento para el disfrute de todo el barrio. “Si lográramos que se rehabilitaran los dos edificios, la confluencia entre los barrios de Las Fuentes, San José y Montemolín se convertiría en una zona de referencia para la ciudad”, considera Luque.

En la misma línea se manifiesta Lorenzo Gastón, presidente de la plataforma Aragón Despierta. Lo fundamental para él es poner sobre la mesa diferentes propuestas y lograr que la parte este de Las Fuentes se desarrolle. “Tenemos que confrontar ideas, porque cada asociación tiene su punto de vista” señala. “No hay espacios deportivos, ni culturales, ni de ningún otro tipo en esta zona que antiguamente ocupaba el barrio de Montemolín”, continúa.

También Laureano Garín, presidente de la Asociación de Vecinos Civitas considera que la administración no debería olvidarse de la zona más tradicional del barrio. “Llevamos más de 60 años preguntándonos qué hacer para que esta zona del barrio se desarrolle. Las Fuentes ha sido demasiado paciente, y tiene muchos problemas”, apunta. Por este motivo, además de reivindicar nuevos usos para Torre Ramona y Giesa, este colectivo reclama que se retome la construcción de las 80 viviendas de Fray Luis Urbano. “Es necesario que se hagan viviendas de alquiler para los jóvenes. El proyecto de las tuteladas viene de 1993, y si veinte años después nos vienen con estas chiquilladas, yo ya no sé qué tenemos que hacer”, lamenta Garín.

Historia viva del barrio

La antigua fábrica de ascensores Giesa, que más tarde pasó a llamarse Schindler, comenzó a construirse en el año 1942. Tras el cese de su actividad en 2005, el edificio ha ido sufriendo las consecuencias del abandono, el vandalismo y el paso del tiempo. Ahora, sus vecinos ven cómo las partes más vulnerables del inmueble, como los tejados de uralita, se deterioran sin que sean retirados.

Torre Ramona, por su parte, se levantó en la primera década del siglo XX y sigue en pie, a duras penas, para dar cuenta del pasado agrícola de la ciudad. En los últimos años también ha sido objeto de los vándalos y los grafiteros, y ha tenido que ser tapiado para evitar la entrada de intrusos.

“Son dos edificios que dan identidad al barrio y reflejan muy bien la historia del Distrito. Además, por ellos han pasado miles de vecinos”, concluyen desde el grupo de trabajo.

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