Pregón de las fiestas del pilar

B Vocal hace estallar la fiesta en Zaragoza

Un pregón a capela con las cinco voces de B Vocal ha dado comienzo este sábado a nueve intensos días de fiesta. La capital aragonesa estrena así unos festejos declarados de Interés Internacional. 

En los últimos años el pregón de las fiestas del Pilar se ha convertido en una suerte de plebiscito, y el de ayer fue estruendoso. Se esperaba música de viento en la plaza porque no en vano los peñistas se han quedado este año sin carpa y, obviamente, han puesto en su punto de mira al equipo municipal.

Y así fue. A la vicealcaldesa Sara Fernández apenas se la pudo escuchar por los silbidos de la plaza, y aunque luego los servicios técnicos municipales elevaron el volumen de salida de la megafonía durante las palabras del alcalde, Jorge Azcón, a este tampoco se le pudo oír bien.

Quizá por eso se complicó poco la vida y abrevió su discurso. «Os animo a salir a la calle, a mostrar al mundo cómo somos los zaragozanos. Vamos a dar ejemplo de cómo pasarlo bien y de hacerlo con respeto. ¡Vivan las Fiestas del Pilar, viva Zaragoza, viva Aragón y viva España!», gritó.

El pregón empezaba mal, como siempre, y quizá habría que pedir un poco de respeto para los próximos, porque la vicealcaldesa, lejos de hacer una soflama política, solo reclamó algo que merece el aplauso unánime: colaboración ciudadana «para hacer de los pilares unas fiestas sostenibles» y que se recuerde algo tan palmario como que «las mujeres somos y hacemos lo que queremos ser y hacer. Y no es no».

El pregón empezó mal, como suele, pero ya se sabe que el público es soberano aunque su trono sea de papel.Y acabó de la mejor manera posible. Con la plaza cantando a capela a una sola voz todo lo que le iban demandando los pregoneros. B Vocal hizo un pregón largo, ya que todos sus integrantes tomaron la palabra, pero supo seducir al público desde el primer momento, cuando Augusto González agarró el micrófono para entonar una jota: «Este año p’al Pilar/a Zaragoza y al mundo/os pregonamos las fiestas/a capela B Vocal».

Los cinco componentes de B Vocal desplegaron ante el auditorio todo un arsenal de recursos para agradar, sin perder por ello un ápice de su propia personalidad. Si Augusto González, que en su día fue infantico, pedía un aplauso para los infantes actuales, Alberto Marco, por motivos personales, reclamaba una ovación para todos los investigadores del cáncer. Si este último modificaba la letra de un tema de Queen para cantar «Ahí está la Seo, ahí está el Pilar, y esta Zaragoza es difícil de olvidar’; cuando Fermín Polo, ‘el de Torrero’, hizo un guiño al Real Zaragoza, la plaza del Pilar se puso boca abajo: «Mil banderas ondearán/ en las torres del Pilar./ Yo nací con dos colores/ Uno blanco, y otro azul./ Cuando muera, que así pinten mi ataúd». Por no faltar, no faltó ni la famosa jaculatoria del Pilar, el ‘Bendita y alabada’, que, para pasmo de muchos, coreó buena parte de la plaza. A capela, por supuesto.

Fermín Polo reivindicó que se pueda decir tranquilamente un ¿qué pasa, co? y pidió atención a los pueblos aragoneses amenazados por la despoblación.

Mientras, a los pies del Ayuntamiento, y la escena se repite cada año, gente de todas las edades se apiñaba intentando seguir el pregón de la mejor manera y esquivando algún que otro remojón de calimocho o cerveza. Y a todos, grandes y chicos, se metieron en el bolsillo los componentes de B Vocal.

Encantados con lo que estaban viendo y viviendo se mostraban Iñaki Lacámara y Conchi Pasamar, un matrimonio de 50 años, que hacía tiempo no seguía el pregón desde primera línea. «Han tenido una intervención muy bien hilvanada, divertida y en la que han sabido tocarnos la fibra aragonesa», decía Pasamar. «Ha sido más animado y participativo que otros años y han sabido repartir bien para todos», apostillaba Lacámara. Ambos destacaban el gesto de que entre los «genios» a los que aludieron incluyeran a los investigadores del cáncer, a los que calificaron de «héroes anónimos».

Al son de varios estilos musicales y con una plaza del Pilar abarrotada, la capital aragonesa estrena unos festejos declarados este año de Interés Internacional.

Juan Luis García, el cordobés de B Vocal que agradeció que Zaragoza le haya acogido como «un hijo más», tuvo entre el público bajo la balconada tres incondicionales fans, Merche, Sheila y Cristina, compañeras en el grupo de flamenco Flam&co, que levantaban pancartas alusivos a algunos pasos de baile.

Los aplausos resonaron también en la plaza cuando Alberto Marco, desde el balcón, se acordó de que allí mismo estuvo José Antonio Labordeta hace diez años e incluso ofreció un aperitivo a capela del ‘Canto a la libertad’.

A simple vista y por las imágenes aéreas daba la impresión de que el ‘salón de la ciudad’ estaba más lleno que en otras ocasiones, pero habrá que esperar a ver lo que dicen las cifras de las cámaras que se han instalado y que permiten calcular el aforo.

Zaragoza fue la palabra más mencionada, en el balcón del Ayuntamiento y en la propia plaza, porque ya se ocuparon los miembros del quinteto de pedir que se coreara el nombre, como en el chiste, con sendos acentos en cada una de las sílabas.

Al final, y entonando a capela ‘El Sitio de Zaragoza’ de Oudrid, el pregón se cerró con un ‘¡Que viva el Pilar’!. El alcalde, que acudió a la cita sin chaqueta y con cachirulo al cuello, se abrazo con Sara Fernández y el quinteto musical aragonés para entonar el ya tradicional himno oficioso de Aragón, el ‘Canto a la Libertad’ de Labordeta. A Azcón se le vio titubear en los pasajes menos conocidos, no la vicealcaldesa, que se lo sabe. Poco importaba. Tras un pregón fantástico y desbordante, se iniciaban unas nuevas Fiestas del Pilar

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