Las obras de Filosofía están paradas en el edificio histórico y en el de nueva planta

En el inmueble vaciado hay que reforzar estructuras y retirar fibrocemento, además de hacer catas en la cimentación del nuevo. Para la Universidad es una pausa "técnica".

La ansiada reforma y ampliación de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza se ha topado con un nuevo revés en una andadura que ya comenzó con retraso el pasado febrero. Las obras llevan paralizadas algo más de dos meses tanto en el edificio histórico, que ya se ha vaciado por completo, como en la construcción del de nueva planta que se levantará sobre el solar del derruido pabellón de Filología.

El primero presenta deficiencias que no se habían previsto en una estructura que en sus orígenes data de finales de la Guerra Civil. Además, hay que modificar el proyecto de cimentación para el moderno inmueble que va a levantarse. La ejecución total cuenta con un presupuesto de 19 millones de euros y de ella se está encargando la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada por FCC y Copisa.

A principios de julio empezaron a detectarse los problemas que han conducido a esta "parada técnica" de los trabajos, como la califica el vicerrector de Prospectiva, Sostenibilidad e Infraestructura del campus público, Francisco Serón. "Cuando se han retirado todos los materiales del edificio histórico nos hemos dado cuenta de que no cumple con los parámetros que fijan las normativas actuales", explicó. Así, por ejemplo, las columnas de hierro "están soldadas, no remachadas" y hay que "reforzar" los grosores de las vigas y las bovedillas de las techumbres. Además, ha aparecido fibrocemento, un material peligroso que tiene que ser retirado por una empresa especializada.

Acerca de las instalaciones de nueva planta, Serón indicó que se usaron catas geotécnicas que se hicieron en los alrededores, pero se ha visto la necesidad de realizar otras específicas para acometer la cimentación "ya que hay que modificar pasos de conducciones y columnas". El futuro moderno edificio ya se ha bautizado como "la profesorera", ya que albergará un buen número de despachos y en los sótanos estarán las instalaciones eléctricas, de calefacción y aire acondicionado.

"Estamos dentro de los plazos"

Serón apuntó que se está trabajando con las empresas, la Unidad Técnica de Construcción y Energía que presta servicio a la Universidad y los responsables del proyecto, Magén Arquitectos e Ingeniería Torné, para subsanar las deficiencias y "arrancar lo antes posible", aunque prefirió no dar una fecha. "Queremos hacerlo bien", dijo.

El vicerrector de Infraestructura insistió en que, pese a este parón, que en agosto coincidió con las vacaciones, la actuación está "dentro de los plazos" para que la nueva facultad pueda estrenarse en el curso 2022-2023, como se estableció. "Los 36 meses de ejecución son más que suficientes para acometer los trabajos. No hay que dar la voz de alarma", afirmó.

Estos imprevistos van a suponer un sobrecoste económico que, según Serón, tienen margen para asumir, aunque todavía no se sabe una cifra exacta. La intervención se licitó por un presupuesto de 18.951.994,10 euros (sin IVA) y se adjudicó por 17.427.310, una rebaja con la que se puede contar. Además, la Ley de Contratos del Sector Público permite una cierta modificación al alza del coste.

La Universidad de Zaragoza informó al Gobierno aragonés de estas incidencias en cuanto se produjeron. El tema también se abordará en la comisión mixta entre ambas instituciones que se reunirá antes de las fiestas del Pilar.

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