ARAGÓN EN FIESTAS

Procesión en honor del patrón de Tarazona

San Atilano y la Virgen del Río recibieron el homenaje de los turionenses con una ofrenda floral.

Peñistas de Tarazona se turnan para portar a hombros los restos de San Atilano.
Peñistas de Tarazona se turnan para portar a hombros los restos de San Atilano
Nora Bermejo

Tarazona vivió ayer el día de fiesta mayor dentro de la celebración de sus festividades patronales. Primero la ofrenda de flores y después la misa y procesión en honor del patrón San Atilano marcaron el ritmo matinal.

Tras el gran inicio de los festejos con la multitudinaria salida del Cipotegato, le tocaba a la ciudad tomarse un respiro con un día más tranquilo, caracterizado por la solemnidad de la programación en la primera parte del día. Después de las dianas con las peñas por los barrios, se realizó el homenaje al Cipotegato de 2019. Rubén Jiménez fue distinguido en el Ayuntamiento por la corporación municipal, un momento en el que aprovecharon para intercambiar impresiones y empezar a analizar todo lo vivido. El joven turiasonense recibió la insignia dorada de la ciudad y firmó en el libro de honor, donde escribió su agradecimiento «al Excelentísimo Ayuntamiento, miembros de Cultura, Prensa y Comunicación», así como «amigos y familiares por el apoyo recibido».

Desde la plaza de España arrancó la ofrenda de flores y frutos a la Virgen del Río, patrona también de Tarazona. En el desfile participaron las Escuelas Municipales de Jota de Tarazona, la rondalla Los Amigos, los Gaiteros de Tarazona, la Comparsa de Gigantes y Cabezudos y la Asociación Musical Banda de Tarazona. Como anécdota, una canadiense participó en la ofrenda ataviada de baturra.

A continuación, fue el momento de la misa solemne en honor de San Atilano en una abarrotada catedral de Santa María de la Huerta, presidida por el obispo de la diócesis turiasonense, Eusebio Hernández. Aunque el santoral dedica el 5 de octubre a San Atilano, Tarazona celebra sus fiestas patronales en agosto, para conmemorar el traslado de una reliquia del santo desde Zamora hasta su ciudad natal a petición de los turiasonenses en 1644. El 28 de agosto de ese año, los restos llegaron a Tarazona con gran pompa y boato y desde entonces, la fiesta mayor se celebra ese día. Esto también venía mejor para el calendario agrícola, ya que a finales del verano no había tanta faena como en la fecha del Corpus, que es cuando la ciudad celebraba su día grande hasta ese momento.

Por la noche, los fuegos artificiales, el concierto de Blas Cantó y la verbena pusieron el broche final. Ya este jueves, lo más destacado de la programación será el reparto de migas a la pastora y la comida de la juventud para 900 personas, una fiesta flamenca con la Asociación de Sevillanas Mudéjar y la representación del grupo de dance de Moncayo 900.

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