vandalismo

Casetas quiere acabar con la continua quema de contenedores en el barrio

En lo que va de año, los depósitos de la calle de las Eras han ardido hasta en seis ocasiones, produciendo daños a algunos vehículos que estaban aparcados junto a ellos.

Contenedores ubicados en la calle de las Eras, en Casetas
Contenedores ubicados en la calle de las Eras, en Casetas
AVV Casetas

Una, dos, tres, y hasta seis veces han ardido los contenedores de una misma zona del barrio de Casetas en lo que va de año. La última quema se produjo hace tan solo unas semanas, y los vecinos del barrio han mostrado su indignación ante estos reiterados incidentes que consideran intencionados. El miedo a que algún día haya que lamentar daños personales y el coste que tienen estos actos vandálicos para las arcas públicas son sus principales preocupaciones.

La zona en la que arden los contenedores –hay cuatro: uno de papel, uno de plástico, uno de vidrio y otro de orgánico- es siempre la misma, la calle de las Eras, entre la calle Galicia y la plaza de Joaquín Costa, también conocida entre los vecinos del barrio como la zona de los pisos de sindicatos. Llama la atención que el objetivo de los vándalos sean los depósitos ubicados en una calle del casco consolidado de Casetas, y no de una vía más alejada o a las afueras. Según los vecinos, los autores de estas quemas tampoco tienen miedo a actuar a plena luz del día. “Ocurre en cualquier momento: por la mañana, por la tarde o de madrugada”, asegura José Luis Almenara, presidente de la Asociación de Vecinos de Casetas.

La última vez que los bomberos tuvieron que acudir a sofocar un fuego en esta zona fue a principios del mes de agosto y, aunque la mayoría de las quemas se han producido este 2019, también las hubo durante el año pasado. “En 2018 ya se produjo alguna, comenzaron entonces”, explican fuentes del colectivo vecinal, que están convencidos de que detrás de estos incendios está la mano del hombre. “Son claramente intencionados. La primera vez puedes pensar que es un descuido, pero la cuarta vez ya no”, lamentan. Los vecinos creen que puede tratarse de algún pirómano, y en el barrio se comenta que es probable que el autor resida cerca de los contenedores. “Pensamos que tiene que vivir ahí, porque aunque esporádicamente también se han dado casos en otros sectores del barrio, últimamente siempre ocurren en la misma zona”, señalan.

Los restos de estos fuegos son claramente visibles en la calzada ennegrecida. “Por lo menos hay cinco metros calcinados, porque cada vez que se queman los mueven”, señala Almenara, que más allá de lo estético, teme que algún día pueda ocurrir algún incidente más grave. “En alguna ocasión se han visto afectados algunos vehículos. Ha habido coches aparcados junto a los contenedores que han sufrido daños, aunque ninguno ha llegado a arder del todo”, señala.

Además, este tipo de vandalismo supone un coste adicional para el Ayuntamiento de Zaragoza y los contribuyentes, ya que cada contenedor cuesta entre 800 y 1.800 euros, dependiendo de sus características. “Los reponen rápido, pero cada quema supone también la limpieza de la zona y los servicios de una cuadrilla que se lleve los restos, además del retén de bomberos y la intervención de la Policía Local”, enumeran desde la asociación.

Según el colectivo, tanto la Policía Local como la alcaldía del barrio son conocedores del problema, aunque saben que resulta complicado atajar conductas como estas y pillar in fraganti a sus autores. Hay quienes han sugerido la creación de patrullas ciudadanas o la instalación de cámaras de seguridad, aunque desde la asociación consideran que la solución no es tan sencilla. “No es tan fácil instalar videovigilancia, y es imposible estar las 24 horas ahí patrullando para ver si pican”, comentan.

Esta no es la primera vez que un barrio zaragozano sufre una oleada de incendios en sus contenedores. Entre finales de 2017 y principios de 2018 se produjeron en el Arrabal más de una decena de quemas. Los vecinos llegaron incluso a concentrarse a modo de protesta para exigir medidas al consistorio y, finalmente, el autor de los fuegos fue detenido.

No obstante, el del incendio de contenedores no es el único problema del barrio en estos momentos. La asociación, que hace un mes denunciaba el paso de camiones de gran tonelaje por el centro del barrio, sigue luchando para que se prohíba la circulación de este tipo de vehículos por sus calles. Además, quieren dar un toque de atención a los hosteleros de la zona para que mantengan sus terrazas libres de desperdicios, ya que cuando sopla el viento, estos se esparcen por todo el barrio. “La normativa dice que hay que mantener limpias las terrazas a lo largo de todo el día, no solo cuando cierran y recogen”, explica Almenara, que quiere terminar con una imagen que se repite más a menudo de lo que le gustaría: la de las plazas y calles llenas de servilletas, papeles y sobres de azucarillos. 

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