zaragoza 

Los vecinos del entorno de Pignatelli se levantan contra la violencia de los nuevos okupas

Los edificios abandonados han atraído a jóvenes delincuentes que trafican y cometen robos violentos en las zonas de ocio de Zaragoza. Los vecinos han pedido una reunión con el alcalde y convocado una protesta en la plaza del Pilar el próximo 6 de septiembre.

Dos policías nacionales y un vecino de la calle de Agustina de Aragón hablan con un joven okupa del edificio número 26.
Dos policías nacionales y un vecino de la calle de Agustina de Aragón hablan con un joven okupa del edificio número 26.
José Miguel Marco

Miedo, inseguridad, basura, plagas, ruidos, robos, broncas, peleas con machetes... Los vecinos del entorno de la calle de Ramón Pignatelli, hartos de lidiar con estos problemas que llevan años denunciando, han decidido movilizarse para reclamar soluciones drásticas.

Se concentrarán el próximo 6 de septiembre frente al Ayuntamiento de Zaragoza, pero saben que es un conflicto que no solo atañe a esta institución –por lo que le compete en Urbanismo, Acción Social y Policía Local–, sino también la DGA –en lo que respecta a Servicios Sociales–; la Policía Nacional –en la lucha contra delincuencia– o los tribunales –a los que piden agilidad y protección de sus derechos–.

El colectivo Calles Dignas, creado hace dos años, ha pedido una reunión con el alcalde, Jorge Azcón, para transmitirle los conflictos que viven cada día y que se han agudizado con la llegada de un perfil nuevo de okupa, ligado a la delincuencia más violenta y el tráfico de drogas.

Cuentan que la degradación del barrio es cada vez mayor y "sigue aumentando" con la especulación de los propietarios de los inmuebles, muchos de ellos bancos, pero también particulares. "El abandono y ocupación ilegal de edificios que ya habían sido rehabilitados (y ahora hechos polvo otra vez, como el Río Eo, en el número 43 de Pignatelli) o nuevos (como el que hace esquina con Escopetería ) es patente", explican.

"Incluso pisos propiedad de la sociedad municipal Zaragoza Vivienda están okupados o acogen gente que no es la que legalmente los arrendó", explican.

Los vecinos se brindan para hacer una visita ‘guiada’ a cualquier responsable político para explicarle dónde hay un local habilitado como infravivienda por un padre y sus hijos pequeños –que vende lavadoras y electrodomésticos que saca de otros pisos desahuciados por los bancos–; una casa con una evidente fachada abombada y tejado de uralita (cuyo uso está prohibido por su peligrosidad para la salud); o varios edificios apuntalados y ruinosos (habitados) en la calles de Cerezo y Pignatelli, Agustina de Aragón, José Zamoray o Miguel de Ara.

El objetivo de los agentes era neutralizar a esta persona, por lo que ambos apuntaron a las piernas. De hecho, parece que fue en ambas extremidades inferiores donde le hirieron. Tras el tiroteo en el portal, los policías actuantes vieron como los inquilinos de varias viviendas empezaban a arrojarles piedras y botellas desde algunas ventanas.
En la madrugada del 31 de junio de 2019, la Policía Nacional tuvo que disparar contra un hombre que cuando iba a ser detenido por una reyerta intentó agredirles con un machete de 40 centímetros.
Tiroteado al atacar a la Policía con un machete.

En total, tienen contabilizados doce inmuebles completos ocupados ilegalmente, en los que los inquilinos, además, venden su plaza a otros cuando deciden cambiar de barrio, según explican. Y todos ellos tienen enganchada la luz al tendido eléctrico público, como se comprueba a simple vista. "Y si lo sabemos nosotros, lo sabe todo el mundo que debería intervenir, porque se lo hemos contado muchas veces", insisten.

El colectivo vecinal es incisivo con las instituciones, pero también con los particulares que tienen fincas abandonadas, ruinosas y llenas de suciedad. "Están esperando tiempos mejores para especular, y les da igual, y se lo permiten, tener sus propiedades así", explican.

"Un ejemplo emblemático de la zona es un  andamio que lleva 15 años en la fachada del número 78 de Pignatelli y ocupa media calle. No me imagino qué habrían hecho ya si en vez de aquí estuviera en la calle de Costa o en la de Cádiz, por decir algunas. Y lo digo porque pagamos impuestos categoría 1, ya que estamos en una zona catalogada como Casco Histórico", señala uno de estos vecinos que, como el resto, por miedo a represalias, no quiere desvelar su identidad.

También son críticos con la Policía Local. "La noche que me agredieron (tiene un juicio pendiente por un ataque de un vecino conflictivo) tardaron cuatro horas en venir", asegura. "Creemos que se saben nuestros teléfonos. La otra madrugada, cuando sacaron los machetes, llamé nueve veces hasta que me cogieron", dice otra. Normalmente, al 092 llaman por problemas de ruidos, colchones y muebles acumulados en las calles, presencia de ratas y plagas por la basura... 

"Tengo vecinos que sacan los altavoces a la calle por la noche y cuando llamo al 092 me dicen que tienen que medir el ruido dentro de mi casa y es a mí a la que comprometen. ¿Cómo se entiende eso?", se pregunta. "Y si aviso a los servicios sociales para denunciar que hay menores en condiciones indignas te dicen que si lo que quieres es que le quiten los hijos a las familias", explican.

 Y todo esto sucede en pleno centro de Zaragoza, en una manzana que limita con la sede del Gobierno aragonés y tiene a pocos metros la plaza del Pilar.

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