El caudal del Ebro, bajo mínimos a su paso por Zaragoza

La escasez de agua y la falta de riadas en los últimos meses aumentan la presencia de mosquitos y moscas negras en las riberas.

El río Ebro a su paso por la capital aragonesa registra durante estos días el nivel de caudal más bajo del año. Además, se incrementa la presencia de mosquitos en su ribera.

El Ebro anda estos días bajo mínimos a su paso por Zaragoza. La escasez de lluvias de los últimos meses mantienen al río con un caudal escaso, que este miércoles estaba en 34,82 metros cúbicos por segundo. En la capital aragonesa, el nivel del agua era de 0,68 metros.

Hace solo un mes, el Ebro llegaba a los 1,45 metros, con un caudal de 273, 27 metros cúbicos por segundo.

Los datos, sin embargo, están dentro de lo normal en esta época del año. Según apuntan desde la Confederación Hidrográfica del Ebro, que el caudal ronde los 30 m cúbicos/s es habitual a comienzos del verano.

Y este, además, está siendo un año de pocas lluvias. Las precipitaciones del pasado mes de abril mejoraron algo la situación, pero los embalses de la cuenca del Ebro estaban ese mes en los peores registros de los últimos cinco años. La escasez de nieve del pasado invierno hizo también que la fusión fuera muy temprana, con lo que esa reserva de agua desapareción pronto.

El poco caudal en el Ebro, y el hecho de que este año no se hayan producido grandes crecidas, también hace que el cauce acumule más algas, que se aprecian a simple vista desde la ribera.

Todo, cuentan desde la CHE, forma parte de la situación natural de estiaje que el río vive en verano: "Las riadas arrancan las algas de raíz y ayudan a eliminarlas, pero este año ne ha habido. Además, como hay poco caudal, a los macrofitos les llega más luz del sol y así proliferan". 

Las algas  benefician a los grandes enemigos de los paseantes veraniegos, los insectos, muy especialmente la mosca negra.

Según explicaba hace unos días a HERALDO Javier Lucientes, profesor de Patología Animal de la Universidad de Zaragoza, se espera “un verano malo” en este sentido.  "Este año no ha habido grandes riadas, que limpian las algas de los ríos y mueven las piedras del fondos, donde se asientan las larvas. La primera generación surgió hace un mes, pero era relativamente pequeña; se trataba de las que habían sobrevivido al invierno. Sus hijos saldrán los próximos días y generarán muchos problemas. Además, como no se pongan medidas, quizás en julio surja otro pico importante".

Para evitar en lo posible las dolorosas picaduras de estos insectos, conviene vestir con ropa de manga larga, pantalones largos y calzado cerrado en las zonas de riesgo y colocar mosquiteras en puertas y ventanas.

Asimismo, es aconsejable el uso de repelentes. Para los niños los más recomendables son los naturales de citronela, que pueden evitar las picaduras y no tienen efectos secundarios.

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