La raíz del problema

Hasta hace pocos días, había una hilera de ocho soberbios pinos.
Hasta hace pocos días, había una hilera de ocho soberbios pinos.
José Miguel Marco

En la calle Bruno Solano de Zaragoza, junto a la escuela Basilio Paraíso, había una hilera de ocho soberbios pinos. El 29 de mayo fue talado uno de ellos y, al día siguiente, otros cinco, según se supo, debido a unas obras de peatonalización. En consecuencia, la vecindad, encabezada por madres del alumnado de dicho colegio, que aún pregunta por los árboles y por las aves que los habitaban, se movilizó para salvar los dos pinos restantes, convertidos en un símbolo.

El viernes 31 por la mañana las autoridades suspendieron las obras y adujeron informalmente que las raíces de los pinos impedían la renovación de las infraestructuras incluidas en el proyecto. El lunes 3 se prolongó la suspensión, con el aviso de que cualquier alternativa técnica tendría que ser propuesta por la ciudadanía. Supongo que quienes cobran de ella para que se ocupen de estas cosas bastante tienen con buscar argumentos sólidos para defender lo que han hecho y su remate. Por otra parte, aunque la prensa se hizo hecho eco del caso, hasta la fecha, que yo sepa, ninguna organización ecologista ha pedido explicaciones ni ha promovido acción alguna. Ojalá que, en lugar de confirmar mis temores, tenga que retractarme en este mismo espacio, pero creo que el fin de los dos hermosos pinos que aún viven corroborará que desde los despachos oficiales se nos imponen medidas estandarizadas y absurdas que no se tomarían con un enfoque más cercano y humanitario. Porque los árboles exterminados eran vida vegetal y animal, pero también barrio, memoria, paisaje, sombra, pulmón y parte importante del día a día de muchas personas.

jusoz@unizar.es

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