entrevista

Raúl Gurrea: "No soy un héroe, solo soy un policía local y un ciudadano"

Raúl Gurrea Guzmán (1980, Barcelona) será distinguido el próximo viernes, 7 de junio, con la Medalla de Oro al
Mérito Policial.

Raúl Gurrea no pierde el tiempo en pestañear.
Raúl Gurrea no pierde el tiempo en pestañear.
Francisco Jiménez

El viernes 7 de junio, día de la Virgen del Portillo, el policía local de Zaragoza Raúl Gurrea recibirá la Medalla de Oro al Mérito Policial.

He repasado su actuación para salvar la vida al joven apuñalado en la madrugada del pasado 3 de febrero. Agente, con el debido respeto, ¡me dan ganas de darle un abrazo!

No soy un héroe, solo soy un policía local de Zaragoza y un ciudadano. También le entregarán la medalla al policía local David Trullenque, por rescatar a una chica en el Ebro junto a dos ciudadanos.

Rebobinemos. ¡Ring! ¡Ring! Suena la emisora. Cinco de la madrugada. Continúe usted, por favor.

El equipo Ebro 50 informa de una pelea con arma blanca. Había que intervenir en la calle Mayor. Fuimos en prioridad. El personal de admisión del local realizó una gran labor de primer auxilio. Los compañeros desarrollaron un trabajo impresionante: el intendente Manuel Herrera, el inspector Javier Legazpe, David Gómez, Juan Gonzalvo y Agustín Gimeno.

Pero si no fuera por el parche oclusivo que usted, por iniciativa propia, lleva siempre consigo, probablemente habría fallecido el apuñalado.

Ya ve. Es pequeñito, apenas cuesta 150 euros, pero este botiquín está lleno de vida. Es el botiquín IFAK. Comenzaron a llevarlo los soldados del Ejército de Estados Unidos e Israel.

Apenas pesa.

Pero lleva todo lo necesario para detener una hemorragia masiva en extremidades y zonas de unión (axila, cuello e ingles). Contiene un torniquete; gasa hemostática para puntos de unión en caso de trauma penetrante (tiro, cuchillada…); parche oclusivo torácico…

Este parche resucitó al chaval.

Llevo dos para los casos de orificio de entrada y salida en los disparos.

No se le escapa ni una…

También, vendaje israelí y estas tijeras piraña que lo cortan todo. Y unos guantes de nitrilo.

A esto se le llama amor por su trabajo.

Intento ser profesional. Reconozco que me apasionan mi trabajo y la vida. Por eso ingresé en el Ejército del Aire en 1999.

Dicen que su currículo no cabe en esta página…

Soy una persona inquieta. Aprobé la oposición para la Policía Local de Zaragoza en 2006. En junio de 2009 pasé a la UAPO (Unidad de Apoyo Operativo). Actuamos en grandes aglomeraciones, inspecciones en establecimientos, controles, peleas multitudinarias. No solo ponemos multas...

¿Le han herido alguna vez?

Recibí cinco navajazos en 2001, cuando era militar. Estaba fuera de servicio cuando fui atacado. Me apuñalaron en el tórax, hombros y pierna derecha. Tuve la suerte de que el arma tocó la costilla. Si no, probablemente habría muerto.

Los agresores, qué pena…

Pero también hay gente buena, gente que no mira para otro lado.

Como usted.

En casa, mis padres, Paco y Fuensanta, me educaron con valores sólidos, los mismos que con mi mujer intento trasladar a mis hijos. He procurado formarme en los mejores cursos de tiro, asistencia sanitaria prehospitalaria, defensa personal, legislación…

Y ahora forma usted…

A 200 policías, con Ramón Tobaruela. También, en la Guardia Civil, Policía Nacional, Ertzaintza… Y a mujeres, a través de la asociación Falcata. Ahora he emprendido un proyecto precioso.

¡Sorpréndame!

Hace dos años conocí a Javier Torralba. Padece retinosis pigmentaria, diagnosticada desde joven. Ahora tiene 45 años, pero desde hace mucho tiempo sabía que se quedaría ciego. Tenía que dejar el trabajo, también el deporte…

¿Y?

Pero como le apasiona el ciclismo, le haré de guía para conseguir retos y dedicarlos a buenas causas.

¿Un reto podría ser…?

Un ciego y un diabético en tándem de Zaragoza a Tortosa.

Se ha guardado para el final que usted padece diabetes…

Siempre pienso en positivo...

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