elecciones municipales 26-m

‘Polaroids’ en el baúl de los recuerdos

Los candidatos a la alcaldía de Zaragoza rescatan fotografías de su infancia (analógica, por supuesto) en las que lucen sonrisas picaronas y cabelleras que han ido menguando.

Lo que hay que hacer para arañar un puñado de votos. A veces, incluso, llama un periodista pidiendo una foto de la infancia para ilustrar así algún reportaje ligero pero –reconozcámoslo– cotilla y resultón. Es una suerte de venganza por todos aquellas informaciones que los políticos han torpedeado a los juntaletras a lo largo de cuatro años de mandato. En campaña, como si quieren aparecer tienen que prestarse a todo, hay que aprovechar y ponerlos a cantar karaoke, a bailar la conga o a rebuscar en el baúl de los recuerdos.

El objetivo último de este reportaje es tratar de demostrar que los políticos tuvieron infancia porque, en algunas ocasiones, parece que se criaron en una burbuja aislada del mundo. El resultado del experimento es positivo casi en el 100% de los casos, pues el candidato de Vox a la alcaldía zaragozana, Julio Calvo, se disculpa alegando que no tiene fotos a mano y que debería ir a buscarlas a casa de sus padres... El resto de aspirantes han rescatado imágenes de sus archivos familiares, en las que posan a muy tierna edad, entre asustados y traviesos, ante cámaras clásicas como las Leica o las Polaroids. Todas analógicas, por descontado.

Tras recibir la primera remesa de imágenes nostálgicas, el plumilla se ve en la obligación de advertirles que es obligado que presten todos fotos vestidos de baturro porque, sí, entendemos que así se vindica el arraigo con el terruño, pero no se trata de convertir esta página en un catálogo de folclore infantil...

Algunas instantáneas tienen más de treinta o incluso cuarenta años, y pertenecen a esa época difícil en la que comenzaba a desperezarse la fotografía en color pero aún reinaba el blanco y negro. Las lenguas maledicientes dirán que así puede evidenciarse la lozanía o senectud de cada uno de los candidatos, pero no, contrastadas sus fechas de nacimiento, se comprueba que no hay una correlación exacta.

Unos sonríen a mandíbula batiente, otros miran a cámara con cierta incredulidad y todos se gastan unas envidiables melenas, muchas de las cuales el tiempo a echado a perder... La mayoría merendaría Nocilla con aceite de palma y lloraría la muerte de Chanquete, mientras sus padres decidían qué votar en el referéndum de la OTAN. Poco pensarían entonces que su futuro pasaría por atriles, debates, bastones de mando y alfileres de corbata.

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