patrimonio

De Diputación del Reino a antiguo seminario

A la orilla del Ebro a su paso por Zaragoza se levanta el antiguo Seminario de San Valero y San Braulio, un edificio construido sobre los restos de la que fuera la Diputación del Reino

A la orilla del Ebro a su paso por Zaragoza se levanta el antiguo Seminario de San Valero y San Braulio, un edificio construido sobre los restos de la que fuera la Diputación del Reino

Muchos de los turistas que llegan hasta la capital aragonesa se suben al caballito de detrás de la Lonja para inmortalizar su paso por la ciudad. También los vecinos de Zaragoza, siendo una de las instantáneas más míticas, junto a la de las palomas en la plaza del Pilar. Aunque el protagonista sea el caballito, homenaje a un retratero, el fondo de las fotografías no es menos relevante.

Es un edificio curioso que, gracias a su apariencia llama la atención. Los ojos se quedan atrapados en el color rojizo de su fachada sobre el que destaca la cuidada sucesión de ventanales blancos. Se trata de un histórico edificio que en la actualidad acoge distintas obras diocesanas, como Cáritas.

Es visible desde la ribera del río y varios puentes sobre el Ebro. “Sus muros y estructuras guardan restos del que fuera Antiguo Palacio de la Diputación del Reino”. Eso se referencia en el informe histórico artístico del Ayuntamiento de Zaragoza, así como que fue construido en el siglo XVI, entre 1437 y 1440. El conjunto constituyó “una de las mejores muestras de la arquitectura palaciega aragonesa”, se añade en el documento municipal. Cuentan que en su construcción se lucieron los mejores artistas y maestros de obra del momento.

Sobre óleo también se ha representado este primitivo inmueble, como en la vista de Zaragoza de Martínez del Mazo. Gracias a ellas, a las representaciones pictóricas de la ciudad y a los restos extraídos en las obras de la plaza de la Seo, se descubrieron “interesantes fragmentos de su arquitectura y decoraciones escultóricas y pictóricas”. El conjunto era rectangular y tenía forma de U, mediante dos grandes bloques, unidos frente a la Lonja.

Algunas de esas partes fueron demolidas, según relatan las crónicas de la época, ya que fue bombardeado e incendiado durante el segundo Sitio. Otras se mantuvieron, dando lugar a lo que hoy se puede ver después de varias modificaciones. Fernando VII lo cedió al arzobispo francés Caballero, apunta la ficha técnica del edificio, y se inauguró en 1848 como el Seminario de San Valero y San Braulio. El resultado fue una construcción con tipología exterior de un edificio del primer tercio del siglo XIX. Sigue una “estética de tradición academicista con la humildad de la época”, concluye el informe histórico artístico.

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