El Juzgado de lo Penal número 5 de Zaragoza ha absuelto a Florin L. C. de un delito de robo con violencia por el que la Fiscalía pidió para él la semana pasada una condena de cuatro años de prisión. Y lo ha hecho porque la víctima y única testigo del asalto fue incapaz de identificarlo con seguridad en el juicio como la persona que se abalanzó sobre ella con un cuchillo junto al cementerio de Casetas para robarle un móvil valorado en más de 600 €.

El asalto por el que se juzgó al encausado se produjo sobre las ocho de la mañana del 7 de mayo de 2017 en el barrio zaragozano. La víctima se dirigía a coger su coche, que estaba aparcado junto a la explanada que hay próxima al camposanto, cuando dos hombres se le acercaron. Tras cruzar con la mujer alguna palabra, uno de ellos sacó un cuchillo y le exigió que le entregara el celular que llevaba en la mano. Al mismo tiempo, el segundo individuo se le acercó por detrás y le arrebató el teléfono, huyendo ambos a la carrera.

La Guardia Civil identificó como autores del robo con violencia tanto a Florin L. C. como a Marius M., pero este segundo fue declarado en rebeldía. Se da la circunstancia de que fue precisamente al fugado al que intervinieron el terminal robado, pero este manifestó entonces que se lo había comprado al coacusado.

Durante la vista oral, Florin L. C. negó haber asaltado a la denunciante y aseguró que nunca había estado en el cementerio de Casetas. El joven, de 21 años, reconoció que ha sido detenido muchas veces, pero precisó que siempre por hurtos, porque, dijo, nunca lleva armas.

El abogado Juan José Serra Peñafiel, encargado de la defensa, solicitó su absolución alegando que nunca ha sido identificado por la víctima "al 100%", ni cuando le mostraron su foto junto a otras en comisaría ni cuando pudo ver al acusado durante el juicio. A la hora de explicar por qué el acusado en rebeldía dijo que había comprado el móvil a Florin L. C., el letrado recordó la «enemistad manifiesta» entre ambos y la acreditó con una sentencia en la que el fugado denunciaba a su cliente. La juez ha tenido muy en cuenta estos argumentos y ha entendido que, pese a existir sospechas, solo podía dictar un fallo absolutorio.