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Una cosechadora, un 'hacker' y una estafa de casi 80.000 €

La Audiencia de Zaragoza lleva al banquillo a un hombre acusado de estafar a una empresa aragonesa en una operación comercial con Londres.

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El acusado, flanqueado por sus abogados, cuando entraba a la sala de vistas de la Audiencia de Zaragoza.
José Miguel Marco

La compra de una cosechadora agrícola en Londres por parte de una empresa de Villanueva de Gállego ha terminado en los tribunales. Y no porque las partes tengan algo que reprocharse, sino porque alguien intervino los correos electrónicos que se cruzaron durante la operación y modificó el número de la cuenta bancaria donde había que ingresar el dinero. De este modo, el habilidoso y anónimo ‘hacker’ logró que los casi 80.000 euros que costó la máquina terminaran en la libreta de un particular.

La Policía nunca logró identificar a la persona o personas que llevaron a cabo el fraude, pero sí consiguió saber quién era el titular de la cuenta del Banco Sabadell donde la empresa Enrique Segura S. L. ingresó el dinero. Se trata de un ciudadano de origen rumano identificado como Filimon C., para el que la Fiscalía solicita ahora 4 años de prisión por un delito de estafa agravada en concurso con otro de falsificación documental. La mercantil perjudicada va mas allá y eleva la petición de cárcel a 6 años.

La defensa, a cargo de los letrados Carlota Chueca y Diego Gracia, entienden que "poco" se puede reprochar a su cliente. "Conoció a unas personas en un bar de Londres, le pidieron un favor y aceptó. Nunca imaginó que lo iban a utilizar para cometer una estafa.  De hecho, le dijeron que necesitaban una cuenta bancaria donde enviar una transferencia porque la suya tenía un límite. Como gratificación, le ofrecieron mil euros. Y ni siquiera llegó cobrarlos", explicaron ayer los letrados durante el juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza.

Los hechos se remontan al 28 de marzo de 2014, fecha en que la empresa de Villanueva de Gállego giró un pago de casi 80.000 euros para pagar la cosechadora comprada a la mercantil británica. Sin embargo, no fue hasta casi tres años más tarde cuando la Policía identificó al ahora encausado como titular de la cuenta donde se ingresó esta importante suma. Según este, tras recibir el dinero y pensando que pertenecía a las personas con las que había contactado en Londres –donde entonces vivía–, hizo varias extracciones de su cuenta y se las entregó. Asegura que sacó solo unos 30.000 euros, ya que parece que el banco bloqueo dicha cuenta al ser informado del presunto fraude.

Durante su declaración ante el tribunal, el acusado insistió en que él también fue engañado y que nunca obtuvo nada de todo esto. "Se supone que iba a cobrar mil euros de los 31.000 que quedaban en la cuenta, pero fue bloqueada y no recibí nada. Además, yo no sabía a quién pertenecía ese dinero", manifestó.

La defensa pidió la absolución convencida de que, como mucho, estaríamos ante una reclamación económica por la vía civil, "nunca por la penal".

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