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El Ayuntamiento de Zaragoza estudia instalar chicanes en Antonio Leyva

La intención es obligar a los vehículos a hacer un trayecto zigzagueante, con el objetivo de que reduzcan la velocidad en una vía en la que se han registrado numerosos atropellos desde su reforma.

chicanes
Una chicán en la calle de Domingo Miral
Toni Galán

Las áreas municipales de Urbanismo y Movilidad están estudiando la posibilidad de dotar a la calle de Antonio Leyva, en el corazón del barrio Oliver, de chicanes para que los coches reduzcan su velocidad. Desde que se estrenó la reforma de esta vía, en la que se invirtieron 760.000 euros, ha aumentado de forma preocupante su siniestralidad y los vecinos del Oliver llevan tiempo exigiendo soluciones para que su calle sea más segura. Esta arteria se ha convertido en una vía de dos carriles y sentido único limitada a 30 km/h, aunque la señalización es deficiente y se han producido varios atropellos, uno de ellos mortal.

Una de sus propuestas pasaba por crear badenes o resaltes en la calzada junto a los pasos de cebra para que los conductores tuvieran que ir frenando y no poner en jaque la suspensión de sus vehículos. Esta posibilidad parece descartada por el Consistorio, que sí está estudiando la posibilidad de introducir chicanes como ya ha probado en otras calles zaragozanas como Lagos de Millares, junto al campo del Atlético Escalerillas del Oliver, y Pedro Cerbuna y Domingo Miral, en Universidad. Las chicanes se han fijado mediante pintura en el suelo y con la ayuda de bolardos que obligan a los vehículos a describir un trazado sinuoso.

En Antonio Leyva podrían colocarse hasta nueve elementos de este tipo, si se consigue salvar uno de sus inconvenientes y es que los vecinos critican que habría zonas con mucha contaminación visual por las señales y los bolardos.

El Ayuntamiento está evaluando la efectividad de las chicanes ya creadas antes de dar el paso para extenderlas por Antonio Leyva. Si se demuestra que funcionan, su intención es recurrir a este sistema para calmar el tráfico porque prefiere este elemento a otros más agresivos como las bandas generalmente de plástico que se atornillan a la calzada.

Tampoco se ha apostado por los conocidos como ‘cojines berlineses’, que son similares a los badenes de plástico pero de forma cuadrada, lo que permite superarlo sin problemas a las bicicletas y motocicletas, o a vehículos con el eje más ancho, como los autobuses o las ambulancias. En otras localidades también se han generalizado los pasos de peatones elevados, que en la capital aragonesa solo se pueden encontrar en algunos barrios rurales.

Más en la línea de las chicanes, otros ayuntamientos han optado por el estrechamiento de los carriles. O con aceras o simplemente con pintura, se trata de estrechar el vial reservado para los vehículos, reaprovechando el espacio para colocar aparcamientos de motos o bicis, por ejemplo. Al reducirse la anchura, los conductores tienden a disminuir la velocidad.

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