Los vecinos del Centro piden protección para los magnolios del paseo de la Constitución

Es uno de los pocos conjuntos de ejemplares maduros en el corazón de la ciudad tras las talas del tranvía.

Uno de los ejemplares en el bulevar central del paseo, a la altura de San Ignacio de Loyola.
Uno de los ejemplares en el bulevar central del paseo, a la altura de San Ignacio de Loyola.
Raquel Labodía

No corren buenos tiempos para el arbolado zaragozano. A la tala del casi centenar de veteranos plataneros a la que obligó las obras del tranvía, se suma el que muchos de los árboles catalogados como singulares languidecen. En el centro de la ciudad apenas sobreviven ejemplares maduros en el paseo de Sagasta, en los jardines de Capitanía y en el bulevar central de Constitución, para cuyos espectaculares magnolios los vecinos piden protección.

Desde la junta de distrito se solicita que se declaren un conjunto singular para así procurarles mayores cuidados y evitar amenazas especulativas ante hipotéticos desarrollos urbanísticos como podría ser una segunda línea de tranvía. A falta de una solicitud formal y oficial, los vecinos sí han abordado el tema en la junta de distrito y en reuniones con los jefes de servicio de Parques y Jardines y, también, de Movilidad. Apuntan que magnolios de esta envergadura –en el paseo hay más de una treintena– apenas se encuentran en el paseo de San Sebastián del parque Grande y en la plaza de los Sitios. Informan de que tienen más de 80 años, que los plataneros están invadiendo su espacio aéreo, y destacan tanto sus semillas rojas como el perfume que desprenden estos árboles en las noches de verano.

Los residentes en el paseo son conscientes también de que conseguir una protección no garantiza una mejor vida para el arbolado, habida cuenta de que desde 2005 han muerto 17 de los 57 árboles incluidos en el catálogo de ‘Árboles singulares’.

El asunto saltó hace unos días en la comisión de Medio Ambiente, en la que la entonces concejal Teresa Artigas (dimitió el pasado mes de febrero) reconoció que "las cosas podrían haberse hecho mejor" pero dijo que algunas de las pérdidas se han debido "al envejecimiento de los mismos o a cambios en el freático". "Es necesario ser más incisivos en su protección e intensificar las inspecciones que se hacen cada año". Artigas explicó algunas intervenciones para tratar de salvar árboles singulares como "apuntalamientos" (en el caso del parque Bruil o el pino de la escuela de Jardinería) o "la aireación del terreno incorporando materia orgánica para esponjarlo". En la comisión de arbolado de Parques y Jardines se está elaborando en la actualidad un "protocolo más exhaustivo de control y cuidado", después de que hace dos años un grupos de especialistas analizaran 17 de ellos con estudios biomecánicos y tomografías. Desde el área de Medio Ambiente también se apuesta por instalar sistemas de riego inteligentes y soluciones de anclaje adecuadas a cada especie.

El concejal popular Sebastián Contín lamentó que haya habido cierta "dejadez" en el cuidado de los árboles singulares y pidió salvaguardarlos, en la línea del prólogo del libro que en su día coordinó Olga Conde y que pide que dejen de concebirse como "irrelevantes" y se consideren "seres de capital importancia en las prioridades urbanística". Contín señaló que talarlos debe ser siempre la última opción y recordó que el trazado de la línea 2 del tranvía pasa por Constitución. Aunque en las últimas recreaciones la línea va sobre el carril sentido salida de la ciudad, las obras obligarían a levantar el cubrimiento del Huerva para reforzarlo, con lo que peligrarían también los árboles del bulevar central.

Cuatro árboles singulares, a punto de perderse

El geólogo Juan Pablo Castro ofreció hace unos días una charla con el título ‘La maldición de los árboles singulares de Zaragoza’ y parece que la razón le asiste. Desde 2005 han muerto 17 de los 57 árboles catalogados como singulares (por su antigüedad, tamaño o relevancia histórica) y hay otros cuatro en tan mal estado que hace temer a los técnicos por su supervivencia. Se trata de un chopo en Las Fuentes (junto al Camino de Cantalobos), una acacia en el paseo de Ruiseñores, un álamo en La Almozara y un gran ailanto, que se considera especie invasora, en Constitución. Castro, que también forma parte del grupo de Botánica de Ansar, explica que algunos de los ejemplares han sido derribados por tormentas y otros han sido talados, a pesar de que en 2013 el Ayuntamiento aprobó una ordenanza que establecía que la tala solo podría tener lugar en casos de enfermedad, daño irreparable o riesgo de caída. Entre los árboles desaparecidos hay alguno más llorado que otro como el laurel de la cárcel de Torrero o un gran sauce llorón que estaba junto al Canal Imperial. En esta zona se encuentran algunos de los árboles vivos más antiguos de la ciudad: hay plátanos cuya edad aproximada es de 200 años.

La plaga del picudo rojo ataca de nuevo

Una seria amenaza para los árboles –singulares o no– son las plagas como las del tomicus, la procesionaria de pinos o la del picudo rojo, que este año vuelve a atacar con fuerza a las palmeras. Se trata de un insecto muy llamativo por su color rojo, que trae de cabeza a los jardineros zaragozanos. El Ayuntamiento emprendió el verano pasado una campaña de tratamiento fitosanitario contra el picudo rojo en las palmeras y se pulverizó una solución de Imidacloprid que parece haber sido insuficiente. Según explican los expertos, las hembras de estos insectos ponen los huevos en la corona de las palmeras y, una vez que nacen las larvas, en unos tres meses, devoran el interior del árbol. Enseguida se aprecia que las hojas centrales amarillean y se marchitan, síntoma de que el ejemplar ya está sentenciado. Fue en 2009 cuando se detectó por primera vez un foco en el barrio de Santa Isabel y, desde entonces, la plaga ya ha acabado con más de un centenar de palmeras en Zaragoza y sus alrededores. Los ejemplares afectados deben arrancarse y quemarse para evitar la dispersión de los insectos, y desde 2015 el Gobierno de Aragón elimina los restos en el Parque Tecnológico de Reciclaje de La Cartuja.

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