zaragoza

Vecinos y comerciantes de Eduardo Dato: “Esta calle se está volviendo intransitable”

El ocio nocturno continúa siendo la principal queja de los residentes de la zona, que reclaman una mayor presencia policial.

Calle de Eduardo Dato
Calle de Eduardo Dato
L. R.

“Esta calle es el paraíso, salvo los viernes y, sobre todo, los sábados por la noche”. Así definen a la calle Eduardo Dato quienes viven o regentan comercios allí. La suciedad, el ruido y las trifulcas que se generan en torno a los dos únicos locales de ocio nocturno que hay abiertos en la calle está acabando con la paciencia de los residentes, que advierten de que la situación ha empeorado en los últimos tres meses.

“Últimamente hay más altercados y peleas. Esos dos locales no traen más que problemas. La vecindad está harta”, asegura uno de los afectados. Sin ir más lejos, los vecinos aseguran que el pasado fin de semana la policía tuvo que acudir tras recibir la alerta de que se estaba produciendo una riña.

Las quejas más frecuentes de los vecinos son que los locales exceden los horarios de apertura y que el nivel de decibelios que tienen que soportar es superior al permitido. No obstante, en las últimas semanas han observado la presencia de muchos menores de edad y tienen motivos para pensar que en la calle Dato también se trapichea. “He visto a gente esconder bultos sospechosos en los pasos de rueda de los coches”, comenta un residente.

Quienes sufren estas molestias cada fin de semana llevan mucho tiempo denunciando lo que ocurre, pero consideran que los problemas solo disminuirán si hay una vigilancia permanente en la calle y si se instalan en los locales controles telemáticos de limitación que alerten automáticamente a la policía cuando el ruido sea excesivo. “Cuando la llamamos siempre acude, pero no hay una vigilancia permanente. Nos gustaría que hubiera una patrulla aquí toda la noche, para evitar que beban en la calle, los locales cierren a la hora y no sobrepasen los niveles de ruido permitidos”, apuntan.

Además, por la experiencia de otros años, saben que con la llegada del buen tiempo el conflicto se recrudecerá. “El verano pasado tuvimos que dormir todo el tiempo con el aire acondicionado porque no podíamos abrir las ventanas. Tenemos triple cristal en el salón y aun así, algunas mediciones han dado positivo. A ver quién puede descansar así”, se pregunta uno de los afectados.

Poca confianza en la nueva ordenanza

Las consecuencias del ocio nocturno tampoco son fáciles de sobrellevar para los comerciantes y hosteleros que trabajan en la zona. Tras las noches de desenfreno muchos de ellos denuncian tener que limpiar orines, vómitos y otros desperdicios de las puertas de sus locales.

“A los señores políticos les invito a que se pasen por aquí a las tres de la mañana para que vean lo que ocurre”, sugiere un hostelero de la zona, que considera que existe “una permisibilidad” en cuanto a los horarios de las discotecas. Otros aseguran haber tenido altercados puntuales con algunos clientes ebrios. Ninguno quiere identificarse por el temor a que se produzcan represalias contra ellos.

Tanto hosteleros como vecinos coindicen en que tienen pocas esperanzas de que la nueva ordenanza contra el ruido cambie las cosas. “Ojalá nos equivoquemos, pero dudo de que el Ayuntamiento llegue a aplicarla”, lamenta un vecino.

Además, advierten de que uno de los locales que hasta ahora permanecía cerrado podría abrir sus puertas pronto, algo que les hace sentir “indefensos”, y piden a la administración que no haga oídos sordos ante los problemas de la calle Dato. “En el Rollo siempre se ha hablado más de este problema, pero no hay que olvidarse de otras zonas como esta, que se está volviendo intransitable”, apuntan.

Los residentes más activos en esta batalla contra el ruido mantienen contactos con la Asociación de Vecinos La Huerva, la entidad que encabeza la lucha contra esta problemática en el entorno de Moncasi. El colectivo, que recientemente ha celebrado la sentencia “ejemplar” que obliga a un bar a cerrar tres meses por vender alcohol para consumir en la vía pública, les ha prestado ayuda y asesoramiento en algunas ocasiones.

Desde la Plataforma de Afectados por el Ocio Nocturno de Zaragoza, constituida hace seis meses por varias asociaciones vecinales, aseguran que son conscientes de lo que ocurre en la calle Dato y animan a los afectados a que se pongan en contacto con ella. “Sabemos de sus problemas y luchamos por eliminarlos en toda la ciudad. Ningún vecino forma parte de la plataforma y estaríamos ansiosos porque así fuera”, explican.

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