Triple salto mortal de ZEC

Un aspecto de las obras de Torre Village.
Un aspecto de las obras de Torre Village.
Francisco Jiménez

El círculo de la endemoniada relación del gobierno municipal de Zaragoza con la justicia se cierra celebrando una sentencia -la nulidad del plan del ‘oulet’ de Pikolin- en la que ZEC no es parte y, además, es perjudicial para los intereses de la ciudad. El más difícil todavía bajo la carpa de este circo político: ganar perdiendo.

Empezó Santisteve con el decretazo del pabellón ‘Príncipe Felipe’, que posiblemente deba repintar en plena campaña electoral puesto que el plazo para solicitar la ejecución de sentencia está a punto de acabar. Cierra Cubero con otro fallo que tumba el convenio laboral que regalaba a los empleados municipales jornadas de 35 horas o generosos permisos por casi todo, y que su particular ‘juris-imprudencia’ interpreta como un recorte de los derechos laborales por parte de los jueces. Extraño concepto de la solidaridad obrera, que convierte en patronos a todos los curritos de Zaragoza a la hora de sufragar los singulares privilegios de una minoría.

Si alguien echaba en falta el triple salto mortal, ya lo tenemos. ZEC no piensa recurrir una sentencia que amenaza con una demanda a la americana, más ceros que letras, y que es consecuencia de un acto propio del Ayuntamiento aunque Torre Village fuera promovido por el anterior gobierno del PSOE. Es decir, lo que en la Administración del Estado es obligación en la municipal resulta potestativo, aun a riesgo de que los ciudadanos tengan que pagar con sus impuestos indemnizaciones millonarias.

Esto tiene solución. Además de la responsabilidad patrimonial de la administración, la ley permite actuar sobre la de los autores. El día que los políticos respondan por sus actos con su bolsillo y su patrimonio se lo pensarán mejor. Y se acabará la juerga.

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