Codos, de la madurez de los jóvenes al cariño en el trato hacia sus mayores

La residencia de los más veteranos y los centros tutelados para menores han dado vida a un pueblo sustentado por la variada acción de la Asociación Cultural Grío, sustento de multitud de actividades en la zona.

Benito Juan disfruta del sol vespertino en un banco de Codos.
Benito Juan disfruta del sol vespertino en un banco de Codos.
Laura Uranga

A la vera de la iglesia de Santa María Magdalena se sientan cuatro orgullosos residentes de Codos: el alcalde Emilio Camino, las jovencísimas Yaiza Lázaro y Sara Juan y la educadora y activista social María Pilar Ballester, bastión de dos de los proyectos estelares del municipio a través de la Asociación Cultural Grío; la ‘resi’ de mayores y los centros de menores tutelados. Entre los cuatro hay un entendimiento envidiable; diferentes generaciones y realidades personales en conexión, con el bien común de Codos como norte.

Emilio ha sido funcionario durante toda su vida, y lleva una legislatura de alcalde. Está orgulloso de los dos centros citados: la ‘resi’ alberga a 18 mayores y los cinco espacios para menores, a 25. "Los mayores están muy a gusto, muchos se habían ido del pueblo y han vuelto para estar aquí. Los chavales también han dado vida al pueblo".

María Pilar recuerda los inicios de estos proyectos. "Aterrizamos desde Zaragoza dos maestros a la escuela del pueblo; empezamos a trabajar con las familias en diversos empeños y de ahí nació la Coordinadora Cultural Grío entre Codos, Tobed y Santa Cruz de Grío. Hacíamos proyectos de animación, desarrollo comunitario... siempre tenían un trasfondo social. De ahí surgió la Asociación, hace 30 años, con socios de los tres pueblos y sede principal en las antiguas escuelas de Codos. A día de hoy, tras muchas ilusiones y proyectos, hay casi 50 trabajadores en los que siguen activos".

La Asociación Cultural Grío también está detrás de ‘El Casón’ de Tobed, la granja-escuela que fue su primer proyecto económico. "Fuimos formando a jóvenes para que se incorporasen a los distintos retos –apunta María Pilar– y eso que algunas no fueron bien aceptadas en un principio. En 1997 se abrieron los primeros centros de menores, con subvenciones del IRPF y apoyo de varias oenegés, amén de acuerdos marco con la DGA. Con La Lonja se convocó al pueblo y se formó una Asociación de Vecinos con unos 100 socios; se debatió en ese foro la conveniencia de una residencia de mayores. Muchos decían que sí, pero para cuando les llegase la necesidad: era curioso oír ese argumento a gente de más de 80 años. Al final se apostó por hacerla y contamos con el apoyo de la Confederación de Centros de Desarrollo Rural (Coceder), que comparte la propiedad con el Ayuntamiento; la gestión sigue a cargo de la Asociación Cultural Grío".

Ningún pueblo sin sus mayores

El eslogan de La Lonja es exportable. María Pilar lo cree fervientemente. "Es la voluntad de muchísimos mayores; estar atendidos en su pueblo, no recurrir a la ciudad. Tenemos 18 plazas y están todas completas, y hay 3 ó 4 en formato de estancia de día; en verano también damos comidas y cenas a gente mayor que pasa un tiempo aquí en verano y no están en condiciones o no se sienten con fuerzas para cocinar ellos".

Uno de los objetivos de la Asociación es generar empleo, y si es posible, para gente del pueblo o de la zona. Se han hecho cursos a través del INEM para los centros de Codos. Yaiza, por ejemplo, vino de un FP, pero muchos de sus compañeros optaron por esta vía de acceso. También se cuenta con una terapeuta ocupacional y especialistas que vienen puntualmente como apoyo. La doctora viene a diario. "Es la mejor que hemos tenido –apuntan los cuatro– porque es muy responsable, se entrega a la tarea, siempre se queda un rato extra cuando hace falta".

Yaiza apunta que un problema de Codos ahora mismo es la falta de casas en alquiler. Los servicios existen, pero con cuentagotas. "La carnicera se jubiló –recuerda el alcalde– pero la tienda de Pascuala sigue y abre todos los días por la mañana, menos el domingo. Hay tres casas rurales pero ahora no están operativas, porque se han arrendado a trabajadores de los centros. Hay teleclub con una junta que cambia cada dos años, se subasta la barra desde este año y ahora lo lleva un chico de Belmonte de Gracián. Se está preparando un autoservicio para cuando Pascuala decida jubilarse, lleva toda la vida sin descansar; hay una subvención de la comarca. También tenemos un horno en recuperación, un museo en el antiguo molino, se va a hacer tanatorio y el arreglo de los cuatro peirones; la comarca ha aportado unos fondos para restaurarlos".

En el término hay mucho cerezo y almendro, pero pocos agricultores aunque se han quedado bastantes jóvenes. Yaiza y Sara lo ratifican. "Es una suerte, en nuestra peña hay diez o doce aquí, aparte de los que vienen desde Zaragoza a menudo. Yo –dice Sara– he vivido aquí toda la vida, y me encanta. Yo –comenta Yaiza– vine hace tres años, sigo estudiando y trabajo además en la residencia". Ambas posan frente a un gigantesco mural. "Lo hizo un chico de nuestra peña, Javier Palacios, estudió Bellas Artes y fue su proyecto fin de carrera. Lo cuidamos mucho".

Las fiestas y el dance rescatado, una tradición de teatro y baile que se mantiene vigente
La fiesta grande de Codos es con motivo de la Virgen del Mar, el día 3 de septiembre, es una semana de festejos. También hay fiesta para San Blas en febrero (hay una cofradía masculina que hace actividades mixtas), la Semana Santa y la fiesta de los quintos en el puente de la Constitución. El orgullo grande de varias generaciones, que sigue vivo entre los más jóvenes, es el rescate del dance de Codos. Tras muchos años sin hacerse, se recuperó en 1991 gracias al impulso de la Asociación Cultural Grío y ya se representa anualmente. El proceso fue curioso: se encontró un manuscrito con el texto original, se autentificó y la Asociación, junto a los vecinos y la técnica de la diputación Lucía Pérez, movió su renacimiento. En el original había 1.428 versos; ahora se recitan 604, con el baile de palos y la música como elementos de nueva creación. Lo bueno es que la firme voluntad de todos los involucrados hará que el rescate perdure.

En datos

Comarca: Comunidad de Calatayud.

Población: 183.

Distancia a Zaragoza: 66 km.

Los imprescindibles

Laura Hormigón

Hija del pueblo, esta bailarina clásica estuvo diez años en el Ballet Nacional de Cuba, donde fue primera bailarina, y ha trabajado en todo el mundo. También ha escrito libros sobre danza y es doctora en musicología.

Músico y chef

El zaragozano Óscar Vicente es Antílope León en el mundo de la música, y tiene sus raíces familiares en Codos. Acaba de sacar su primer disco solista, fue el cantante de Volador y tiene varios negocios de hostelería en Zaragoza.

Lara Diloy

Nacida en Madrid, su padre y su madre son de Codos. Ha sido directora titular de la Orquesta Madrid Sinfónica y ha estado al frente de la Bilbao Sinfonikoa Orkestra, la Joven Orquesta Nacional de España o la Filarmónica de Varna.


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