Alejandro Gil, alcalde de Alfamén: "Las calles son ahora un museo de arte vivo y moderno"
Es alcalde por el PAR desde 2011 y fue concejal durante más de 20 años. Es el impulsor del Festival Asalto, que decora las fachadas con grandes murales
¿En qué ha cambiado Alfamén desde 2011?
Hemos hecho un gran esfuerzo y se ha modernizado bastante, es más verde. Los cultivos han pasado a regadío y, con el Plan Especial de Empleo, hemos hecho obras de reforestación, recuperación de humedales, mejora de parques y hemos apostado por energías limpias en edificios municipales.
¿Cómo estaba la red de abastecimiento?
Destrozada, como un queso gruyer. Tuvimos que emplearnos a fondo y mejorar las infraestructuras, poniendo válvulas de sectorización, y caudalímetros en los pozos. Queremos impulsar que el consumo sea sostenible y pasar de picos de más de un millón de litros diarios a 500.000 o a 300.000 en invierno.
¿En qué trabajan?
En el parque municipal y queremos traer turismo arreglando un área para autocaravanas en el parque Manuel Arnal. Está en marcha un proyecto para construir una balsa que recoja el agua usada por la población y empresas y que una vez depurada irá a dos comunidades de riego. Está aprobado por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) y las comunidades esperan el respaldo de la DGA. Y queremos arreglar calles año a año.
¿Por qué llegó el Festival Asalto a la localidad?
Soy un seguidor del arte urbano y de lo que hacen en Zaragoza. Entendí que era un proyecto que mejoraba los barrios, su entorno y que anima a que la ciudadanía los cuide. Y pensé que el casco urbano de Alfamén, con su herencia árabe, tenía descuidadas las fachadas y calles. Y podíamos convertir ese punto débil en uno fuerte.
¿Qué ha supuesto?
Dinamiza los veranos y en dos ediciones ya han plasmado 21 obras por todo el pueblo. Estamos creando un museo de arte moderno, callejero, vivo. Y está teniendo un gran éxito con repercusión nacional y ha atraído turismo, que se sorprende que tengamos un patrimonio natural a 50 kilómetros de la capital.
Desde 2012 el padrón ha ido disminuyendo.
El descenso de la natalidad hace mella y aunque han llegado inmigrantes a duras penas conseguimos mantenernos en las cifras. Y eso que trabajo hay, he sacado convocatorias de empleo de garantía juvenil y he tenido que acabar contratando ya no a jóvenes de mi comarca sino de la vecina porque nadie quería.
¿Qué tal funciona el área industrial?
Una parte está casi completa y la segunda se tiene que dotar de servicios y desarrollarse cuando los propietarios quieran. Hemos mantenido reuniones para animarles y estamos urbanizando la calle África: será un nuevo acceso al pueblo, dará servicio al barrio Jesús y a las parcelas industriales.
¿Les beneficiará la instalación de Bon Àrea en Épila?
Al ser colindantes y estar bien comunicados esperamos aprovechar la onda expansiva. Tenemos que prepararnos para que si vienen empresas se puedan establecer y ya estamos tramitando proyectos ganaderos.
¿Por qué decidió ser alcalde?
Desde joven he militado en el PAR y he estado en política desde 1995, que entré como concejal. Siempre he tenido la inquietud por trabajar y aportar cosas a mi pueblo, tanto en asociaciones, como catequista...
¿Irá a por un tercer mandato?
Me animaría pero no lo tengo decidido y no solo depende de mí, sino también de tener un equipo bueno, leal y con ganas de implicarse.