Ni engañaron a los ancianos a los que cuidaban ni hay pruebas de que los acompañaran al banco para quedarse el dinero que retiraban en ventanilla. Así de claro lo ha dicho la Audiencia de Zaragoza a través de una sentencia en la que absuelve del delito de estafa continuada a Álvaro Rafael M. A., Nicolae Valentín N. y Luminita N. (esposa del anterior), gerentes de una residencia geriátrica de la capital aragonesa para los que la Fiscalía pedía penas de entre dos y cuatro años de cárcel.

El tribunal recuerda que los tres se sentaron en el banquillo por la denuncia que dos exempleadas despedidas de forma "abrupta" presentaron contra ellos. Pero va más allá e indica que existen bastantes motivos para dudar de la credibilidad e imparcialidad de estas extrabajadoras.

La sentencia de la Sección Primera explica que los encausados ejercieron como responsables de esta residencia, ubicada junto a la Puerta del Carmen de Zaragoza, en distintas etapas. En el caso de Álvaro Rafael M. A., lo hizo desde mayo de 2014 hasta el 1 de junio de 2016. Para la acusación pública, este aprovechó esos dos años para enriquecerse de forma ilícita a costa de uno de los residentes, al que acompañaba periódicamente al banco a sacar dinero.

Según la Fiscalía, el residente tenía un deterioro cognitivo que limitaba sus facultades, hecho del que se prevalió el entonces gerente del centro. Sin embargo, los magistrados puntualizan en su fallo que el jubilado padecía un trastorno mixto de ansiedad-depresión "que no implica ni conlleva un déficit cognitivo". Por ello y tal como mantenía la defensa, a cargo del letrado Simón Lahoz, "no se puede asegurar

cuál era su estado mental al tiempo de autos". En cuanto a las retiradas de efectivo en la sucursal, el tribunal dice que no consta acreditado el monto total, así como tampoco que el acusado hiciera suyas esas cantidades.

Legítimo heredero único

La Audiencia hace valer los mismos argumentos para absolver a Nicolae Valentín N., quien al hacerse cargo de la residencia pasó a acompañar al mencionado anciano al banco.Es más, el jubilado le nombró heredero único universal de su patrimonio, algo de lo que también recelaba la Fiscalía. Al respecto, el tribunal dice ahora que nada tenía de reprochable que el encausado, al que defiende Juan AntonioRubio, hiciera efectivos sus derechos como heredero. Máxime cuando hasta el notario que otorgó el testamento dejó claro en el plenario que el anciano no presentaba ningún deterioro mental.

A Luminita N. se la acusaba de estafa por, presuntamente, hacer suyo el dinero que otra residente –esta sí, con demencia– sacaba de la cuenta.Pero tampoco encuentra el tribunal pruebas para condenarla.