Inversiones sin ejecutar

Pedro Santisteve no pasó el año pasado de ejecutar el 48% de la inversión prevista en el Ayuntamiento de Zaragoza. Se trata del peor registro desde que es alcalde.

El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, en imagen de archivo.
El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, en un pleno del Ayuntamiento de Zaragoza.
José Miguel Marco

Pedro Santisteve cerró el año 2018 con un 48% de la inversión sin ejecutar, el peor registro desde que es alcalde de Zaragoza. Los errores en las previsiones se dan por descontados, pero no debe asumirse que, año tras año, el Ayuntamiento de la capital aragonesa deje de ejecutar sus compromisos. Hay un evidente problema de gestión que la ciudad está sufriendo.

Zaragoza no tiene este año presupuesto porque el grupo municipal de ZEC no ha sido capaz de negociarlo con los demás partidos. Se han prorrogado, pues, los del año pasado. Pero, además, el alcalde ni siquiera fue capaz de ejecutar en 2018 buena parte de las cuentas pactadas con el PSOE y la Chunta. Sobre todo, en el capítulo inversor: de los 92,7 millones de euros previstos, quedaron pendientes 44, lo que implica que casi un 48% de las inversiones de nuevas obras acabaron en el cajón. De hecho, el nivel de ejecución fue el más bajo de los tres años desde que ocupa el despacho de alcalde. El pobre balance que presenta ZEC no solo está vinculado a los problemas de gestión de las obras públicas, especialmente en materia de contratación, sino también a conflictos políticos que han agravado la situación. Uno de ellos ha sido el colapso que provocó la expulsión de la mayoría de los concejales de la oposición de las sociedades municipales. Este desacertado ‘golpe de mano’ le enfrentó durante meses con PP, PSOE, Cs y CHA, que bloquearon parte de las transferencias de gastos a estos entes públicos.

Zaragoza se ha visto paralizada durante casi toda la legislatura por la ruptura de puentes entre el gobierno municipal y los grupos de la oposición. Así, la Casa Consistorial se ha movido casi permanentemente entre la incertidumbre, la bronca y la parálisis. Esta falta de entendimiento ha generado esta escasa ejecución de inversiones, lo que somete a un estéril anquilosamiento no solo al Ayuntamiento sino, sobre todo, a la ciudad.