La perrera municipal encara su final con graves problemas de saturación y de falta de personal
El centro de Peñaflor tiene unos 50 perros más de los permitidos, pese a que ha derivado 25 a una guardería privada.

La perrera municipal de Peñaflor está teniendo un agónico final. Los trabajadores del centro, los voluntarios que acuden a él y hasta el propio Ayuntamiento reconocen que hay un grave problemas de saturación, de instalaciones inadecuadas (y hasta ilegales) y de falta de personal. "Si esto fuera un centro privado, hace tiempo que la DGA lo habría cerrado", reconocen los propios empleados. El Consistorio, mientras tanto, prepara un nuevo Centro de Protección Animal que será cien por cien municipal y que cuya primera fase se inaugurará hacia el mes de mayo, pero que de momento no dará abasto para acoger a todos los perros que hay en las instalaciones de Peñaflor.
Hasta hace poco más de un año, la perrera municipal la llevaba una empresa. El contrato expiró y la gestión pasó a ser municipal. El Ayuntamiento alquila estas instalaciones a cambio de 3.145 euros al mes, y tiene a siete funcionarios para gestionar tanto el centro como la oficina técnica, que está en el centro de la ciudad. "Es manifiestamente insuficiente", reconocen desde el área de Servicios Públicos y Personal. Hay en marcha una Relación de Puestos de Trabajo para duplicar el número de trabajadores, pero no hay fecha para que los nuevos se incorporen.
Unos 80 perros peligrosos
Mientras tanto, el centro de Peñaflor seguirá sufriendo las carencias. "Aquí no podemos ponernos malos, porque si no esto se queda sin atender", cuenta José María Barea, que fue el primer trabajador municipal en llegar a la perrera. Relata que se turnan para hacer los fines de semana y festivos, por lo que estos días solo hay una persona en el centro de protección animal, donde se encierran unos 80 perros catalogados como PPP (perros potencialmente peligrosos). "Si nos pasa algo uno de esos días, no se enteraría nadie", critica este empleado municipal.
A esto se une la saturación y el estado de las instalaciones. La perrera de Peñaflor tiene autorización del Gobierno de Aragón para tener un núcleo zoológico de 98 perros, pero en la actualidad tiene entre 130 y 150 la cifra varía en función de las adopciones que se van consiguiendo. Y eso que el Ayuntamiento sacó un contrato por casi 22.000 euros para que una empresa privada acogiera otros 25 animales, que son derivados de la perrera y que viven en el Centro Canino Aragonés, en La Almozara.
Este centro tuvo que ser evacuado tras la última riada del Ebro. Según denuncian algunos voluntarios, tuvieron que ser ellos los que ayudaron a los propietarios a sacar a los animales del recinto con sus vehículos particulares, mientras la furgoneta del Ayuntamiento "estaba parada en Peñaflor".
Una perrera "del Tercer Mundo"
"Esto está muy saturado", reconocen en el centro de Peñaflor. Lo está hasta el punto que se tuvieron que construir chelines provisionales que se han quedado como definitivos. Además, las jaulas de recreo sin techo que tienen los perros para salir mientras se limpian sus alojamientos también están ocupadas por más canes, a pesar de que tienen unos cerramientos deficientes y altura demasiado baja, que hace que algunos animales puedan saltar de una a otra sin demasiados problemas. Por este motivo, ha habido más de una pelea entre perros conflictivos.
Una de las personas voluntarias que acuden a ayudar con estos perros durante los fines de semana señala que hay "una desatención grandísima" y que las instalaciones actuales "no están preparadas para esto", ya que parecen "una perrera del Tercer Mundo". Desde el Ayuntamiento confían, por su parte, en que el nuevo centro de protección animal, que se estrenará en mayo, dé solución a algunas de estas carencias. Para ello, aumentará el número de trabajadores y, además, se contratará personal específico para hacer el traslado hasta el polígono Empresarium.