San Valero, la historia del patrono de Zaragoza

El patrono de la ciudad nació en el siglo III y aunque hay dudas sobre ciertos avatares de su vida, sí sufrió la persecución del emperador Diocleciano

Busto de San Valero
Busto de San Valero
Oliver Duch

San Valero tenía ascendencia noble y romana. En este contexto social nació a mitad del siglo III de nuestra era en Zaragoza, de la cual sería obispo. Los detalles sobre su vida no resultan históricamente comprobables pero el episodio más conocido de la vida del santo es su participación en el Concilio de Elvira (Granada) en una fecha imprecisa entre 303 y 313; fue acreditado por aclamación popular como obispo de la sede cesaraugustana, con el joven oscense Vicente (San Vicente Mártir) como ayudante. Por su condición de cristiano, sufrió en carne propia la persecución del año 303, ordenada por el emperador romano Diocleciano y ejecutada por el gobernador Daciano. Según cuentan los testimonios de la época, San Valero y San Vicente fueron detenidos y trasladados con cadenas a Valencia, donde fueron juzgados. Durante el trayecto, la historia popular habla de numerosos prodigios obrados por San Valero, como el episodio en el que golpeó una piedra con el báculo y manó de ella agua. Mientras el diácono San Vicente fallecía en la ciudad levantina tras sufrir diversos castigos y tormentos, Valero fue desterrado a Enate, cerca de Barbastro; en esta localidad, el obispo zaragozano edificó una capilla en honor al diácono fallecido en martirio. Valero vivió durante catorce años en el Alto Aragón y su festividad se celebra cada 29 de enero. Fue enterrado en el castillo de Estada: su cuerpo se encontró en el siglo XII, cuando el obispo Arnaulfo de la Ribagorza atestiguó que los había hallado por revelación divina. El obispo trasladó el cuerpo de San Valero a Roda de Isábena.

Parte de los datos de esta historia alusiva a Vicente y Valero viene del considerado primer gran poeta cristiano de la historia, el dignatario romano Aurelio Prudencio Clemente. Prudencio, que falleció en el año 410, no escribió textos de historia, pero cantó en verso el trágico destino  de varios cristianos en el siglo anterior. Recordó la formación zaragozana del martir Vicente y alude a la 'la mitrada casa de los Valerios'.

San Valero y Zaragoza

La huella de San Valero en Zaragoza, además del fervor y el cariño popular, tiene una imagen principal: la estatua en bronce que le hiciera el artista de Crivillén Pablo Serrano, y que flanquea junto al Ángel Custodio la puerta del Ayuntamiento desde 1965. Se trata de una impresionante figura de cuatro metros y medio de altura; lleva vestimenta de obispo, con capa para la lluvia, mitra y báculo en la mano.

Zaragoza también conserva dos reliquias de su patrono. Tras la conquista de la ciudad en 1118 por parte de Alfonso I en 1118, la nueva Iglesia Cesaraugustana decretó a Valero protector y patrono, y solicitó a la catedral de Roda de Isábena que enviase sus reliquias; en 1050 y según aseveración popular de difícl comprobación histórica, los restos del obispo fueron recuperados en un terreno montañoso. Roda atendió la petición en dos fases. En 1121 llegó el brazo, protegido a día de hoy por un relicario de plata; en 1170 la cabeza, para la que el papa Luna regaló un busto relicario a finales del siglo XIV. Al parecer, en vez de reproducir los rasgos de Valero, Benedicto XIII determinó que la efigie fuera la suya; el busto se conserva en la Seo.

Consulte los actos del día San Valero en Zaragoza aquí. 

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