Las palabras de un preso en forma de poemario

Pascual Royo, militante de la CNT, fue encarcelado en 1939 y escribió sus memorias en la prisión de Torrero en Zaragoza.

El libro que Pascual Royo escribió en la cárcel de Torrero en 1943
El libro que Pascual Royo escribió en la cárcel de Torrero en 1943

Sus memorias servirían, sin saberlo, para reunir a su familia 75 años después de ser escritas. Pascual Royo Muñoz, peluquero y militante de la CNT y cuya familia era natural de Azuara (provincia de Zaragoza) fue detenido en 1939 en Zaragoza y allí, en la celda 37 de la cárcel de Torrero, escribiría 4 años más tarde su propio poemario.

La cubierta del libro refleja el mimo con el que fue escrito, a pesar del tono ocre que se ha apoderado de él por el paso del tiempo. El zaragozano Alberto Gálvez encontró recientemente el libro en casa de su abuela en Azuara y localizó al nieto de Pascual, Pedro José Royo, para entregárselo.

La caligrafía, cursiva y elegante y las palabras de Pascual, sinceras y esperanzadoras. "Con gran delirio deseo poder pronto abrazaros (a su familia), pero a nuestra mente vienen pensamientos halagüeños que nos hacen renacer los pensamientos de nuevo. Esperamos abrazar a nuestros queridos padres, esposas e hijos también. Aunque de penas nos vemos todos muy atormentados, la esperanza nos alienta que seremos liberados. ¿Qué sería de nosotros pensando de otra manera?", rezan algunos de los versos del primer poema titulado "La esperanza nos alienta".

Tras estas primeras palabras, Royo compara una carta recibida con un relicario en su siguiente creación. "La carta es el relicario del amor de nuestra casa, en donde se guardan jaulas, llanto, dolor y palabras", escribió.

Las palabras de un preso en forma de poemario

A su mujer, Pascual dedicó un sinfín de poemas y alusiones dentro de su obra y es que, no podía ser de otra manera, ya que el militante se jugó la vida para ir a su casa en Azuara y dejar el libro para que ella leyera sus sentimientos más íntimos. Según parece, la mujer de Pascual, como otras muchas, se dedicó al estraperlo para sobrevivir a la cruenta Guerra Civil española y Royo quiso dedicarles unas palabras en nombre de todos los carcelarios: "A las mujeres que han sido víctimas del sufrimiento, en los presos tendrán su cariño y su respeto porque todas se merecen hacerles un monumento".

La dicotomía entre el deseo de ver a su esposa y a sus seres queridos y de alejarlos de ese lugar "cubierto de luces y sombras" que era la cárcel, protagoniza varios versos en el poemario. Bajo el título "La visita al esposo", Pascual relata el "momento ansiado". "Déjala que se aproxime un poco más a la reja. Quiero contemplar su rostro, quiero verle más de cerca. Quiero besar con suspiros sus dulces miradas tiernas, que son reflejos de luz y consuelo de mis penas. Oir sus dulces palabras, sentir consuelo y calor que hace tiempo que él falta a mi triste corazón. Sus besos se han escapado de sus labios para mí y el locutorio se viste con suspiros hacia mí. Conmovido por el gozo, la esposa al esposo besa". Y después de la emoción, el momento de regresar a la celda: "Enternecidos sus ojos, cuatro paredes le esperan a un pobre preso que, con pasos vacilantes, por el interior andaba".

Unas páginas después, el peluquero escribió el poema "No vuelvas más a la cárcel". "No vuelvas más a la cárcel para verme compañera, ¿para qué quiero hablarte si están tan lejos las rejas? Si fueran alegrías, las que contarte pudiera, pero pienso en nuestro hogar rebosado en miseria, sin la luz de mi trabajo, sin la fé de mi miseria. ¡Cómo pienso en nuestros hijos, sentaditos a la mesa junto a ti que silenciosa comes sin gana la cena!, lamenta Pascual en algunos versos.

Royo tenía dos hermanos, Santos y Pedro (fusilado en la Guerra Civil). En el libro aparece un poema titulado "Los dos hermanitos" que podría estar dedicado a ellos y a momentos vividos durante su infancia. "Por un camino de estrellas, cogiditos de la mano la inocencia en lazarillo, iban dos niños cantando. Vocecitas como trinos, cantando asistir al padre", dicen los primeros versos del poema.

Y así, entre palabras que reflejan hastío, desesperación, enfado y esperanza, llega el final de un poemario tan personal como emotivo. Las últimas páginas están dedicadas a un poeta al que Royo seguramente admirada. "El varón que tiene corazón de lis alma de querube, lengua celestial, el mínimo y dulce Francisco de Asís". Y así, palabra por palabra Pascual reprodujo 'Los motivos del lobo' de Rubén Darío.

las palabras de Pascual Royo en forma de poemario

Pascual nunca supo la razón de su encarcelamiento: "El delito no lo sé, ¿será una denuncia falsa de alguna mala persona, falta de corazón y alma? Pero preso si lo está y la libertad le falta, él en la cárcel sufriendo, su esposa llorando en casa", escribió. Tras algo más de 5 años en los que fue trasladado a diversas prisiones como la de San Juan de Mozarrifar, Zuera y Anguiano, se escapó de esta última, pero fue detenido nuevamente en Barcelona en 1944 y condenado a 30 años por un delito de adhesión a la rebelión. Pasó 4 años más entre prisiones de Albacete, Cádiz y Madrid y finalmente fue liberado en 1948. Murió en 1982, a los 68 años, seguramente sin llegar siquiera a imaginar que unas cuantas palabras plasmadas con delicadeza en el papel reunirían a cuatro generaciones algunos años más tarde.

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