Una rehabilitación que nunca llega

La Casa del Director de la Azucarera busca quien la reforme por tercera vez, tras quedar dos veces desierto el concurso. Mientras, los vecinos luchan por conseguir que el edificio no se destine a un centro de Zaragoza Activa, sino a ocio juvenil.

La Casa del Director de la Azucarera
La Casa del Director de la Azucarera
Toni Galán/ Aránzazu Navarro

La casa del director de la Azucarera continúa esperando su rehabilitación final. El Ayuntamiento de Zaragoza ha vuelto a sacar a concurso sus obras, por tercera vez, ya que anteriormente ninguna empresa ha querido hacerse cargo de ellas. El presupuesto del contrato es de 430.000 euros -ha ido aumentando en cada convocatoria- y se calcula que los trabajos de reforma tendrán una duración de seis meses. Los interesados tienen de plazo para presentarse hasta el ocho de enero. Previsiblemente, este lugar pertenecerá a Zaragoza Activa, un centro de economías alternativas. Una puesta a punto que lleva demorándose siete años, desde que en 2007 empezaran las primeras intervenciones. ZEC quiere dar una salida a este edificio municipal sin uso -uno de los 51 que integra esta lista- antes de terminar su mandato. No obstante, será difícil, por cuestión de plazos, que su inauguración sea antes de las elecciones de mayo.

En 1893 se levantaron los cimientos de lo que sería la Azucarera del Rabal, una fábrica con 4.000 metros cuadrados. Los trenes llegaban a la Estación del Norte y descargaban la remolacha hasta hace 50 años. En 2010, se convirtió en la sede principal de Zaragoza Activa y actúa como corazón del ecosistema de emprendimiento e innovación de la capital aragonesa. Se ha pasado de sacar sacos de remolacha azucarera a grandes ideas. Pero no todos los edificios del antiguo entorno industrial han corrido la misma suerte.

Una rehabilitación que nunca llega

La Casa del Director de la Azucarera (también llamada del ingeniero jefe de la fábrica) está catalogada como Bien de Interés Arquitectónico desde 1999. En especial destacan sus vivos colores y su típica fachada de estilo industrial del siglo XX, así como su alero aragonés de copete del tejado. Entre sus paredes se esconde mucha historia y en los trabajos que se han acometido estos últimos años se ha descubierto un búnker que se construyó en el sótano durante la Guerra Civil para sobrevivir en caso de ataque y un pasadizo que conectaba este chalé con la fábrica.

El edificio tiene cuatro plantas (sótano, planta baja, primer piso y buhardilla) y un jardín alrededor. Con los años, la vivienda se amplió con dos alas; en una se colocó la cocina y, en la otra, una estancia con cuarto de baño. La lista de trabajos que requiere no es precisamente corta. La escuela taller de la Azucarera trabajó varios años en este espacio y garantizó su mantenimiento, aunque no terminó de impulsar su nueva vida.

No obstante, no precisa intervenciones urgentes, quien se haga con el contrato tendrá que hacer actuaciones en carpintería, albañilería, soldadura o electricidad. Según detalla el pliego de licitación, entre ellas está la pavimentación de varias zonas como la planta baja y la primera, la rampa de acceso, la terraza y la escalera principal. En cuanto a esta última, la comisión municipal del patrimonio de Historia del Arte no permite modificarlo por su condición de Bien de Interés Arquitectónico, por lo que tendrá que instalarse una escalera de chapa superpuesta.

"Un equipamiento de barrio"

A esta puesta a punto que se ha demorado ya once años hay que sumarle el tira y afloja que tienen Ayuntamiento y vecinos, ya que estos últimos no están de acuerdo con el futuro uso que se le va a dar al edificio. "Nosotros queremos que sea un equipamiento de barrio, ya que es el único edificio público que queda sin utilizar. Queremos que se enfoque a la juventud", afirmó Raúl Gascón, presidente de la asociación de vecinos del barrio Jesús.

Una rehabilitación que nunca llega

"Aunque es de planta pequeña, nos solucionaría los problemas que tenemos. Hay 4.000 menores de 20 años en la zona sin un lugar de ocio al que acudir y los espacios más cercanos para ellos están en La Jota o el Arrabal", añadió. En este sentido, Gascón explicó que tras conocer esta tercera salida a licitación del edificio, la asociación vecinal presentó alegaciones ante el uso previsto e insistió en la "carencia del barrio" en lugares de ocio juvenil y que la falta de alternativas, podría hacer que los jóvenes opten por el "botellón o el vandalismo".

El presidente vecinal subrayó que la población de la zona está en continuo crecimiento, por lo que el problema persistirá. Si bien señaló que están de acuerdo con lo que se hace en Zaragoza Activa, consideran que no "fomenta el ocio de los vecinos" y que es "un bien de ciudad, no de barrio".

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