Acusan a una mujer de abusos sexuales a dos menores, hijos de su excompañero

El fiscal solicita 18 años de cárcel, aunque ella niega los hechos y pide la absolución.

Audiencia Provincial de Zaragoza.
Audiencia Provincial de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Pocas veces se ha visto a una mujer sentada en el banquillo de los acusados como presunta autora de un delito de agresión sexual a menores. En alguna ocasión sí que ha habido imputadas que se han enfrentado a penas de cárcel por haber consentido, de forma pasiva, que sus parejas abusaran de sus hijos. Sin embargo, la Audiencia Provincial de Zaragoza juzgó este jueves uno de estos atípicos casos.

La Fiscalía y la acusación particular atribuyen a la procesada sendos delitos de agresión sexual de los que supuestamente fueron víctimas los dos hijos pequeños del que fuera hasta hace poco tiempo su compañero sentimental. Su imputación es fruto de la denuncia que puso la madre de los dos niños, de unos 7 años, después de que le contaran que la novia de su padre, en varias ocasiones, tras bañarlos, les había dado crema por el cuerpo, tocado los genitales e introducido un dedo en el ano.

La ahora acusada negó en todo momento los hechos, al igual que hizo el padre de los menores, quien aseguró ayer en el juicio que nunca había visto a su expareja hacer nada «raro» y que sus hijos, con quienes tiene buena relación, tampoco le contaron nada en su momento. En el mismo sentido declaró la abuela de los pequeños, quien dijo que ella quien los bañaba de lunes a viernes.

Pero los niños, que ayer volvieron a declarar ante el tribunal de la Sección Tercera (ya tuvieron que contar lo ocurrido al juez, al médico y a la psicóloga forense), ratificaron su versión. Lo mismo hizo un hermano mayor, aunque reconoció que él no vio directamente a la exnovia de su padre hacer nada. El chico sí que recordó que en a veces entraba en el baño cuando él se estaba duchando.

Por su parte, la madre de los menores reiteró que ella cree lo que dicen sus hijos. «Me contaron una cosa, yo les he creído y como madre tengo obligación de protegerlos», manifestó a preguntas de su letrada, María Floría. A esto se añaden dos episodios en el colegio de los niños, que los docentes consideraron sexualizados.

Ambos progenitores coincidieron en señalar ante el tribunal que su relación cuando se divorciaron era buena y fue una separación pacífica y de mutuo acuerdo.

Además de las declaraciones de la acusada y de los testigos, los magistrados deberán valorar ahora los tres informes periciales presentados antes de tomar una decisión, el que hizo la capitana de la Guardia Civil del Equipo Mujer y Menor y el de las psicólogas María Jesús Portillo y María Ángeles Chueca, que dan credibilidad a los menores y ven en la conducta de la acusada un ánimo sexual; y el redactado por la psicóloga Cristina Andreu y la trabajadora social Elena Roales, que aseguran que no aprecian un ánimo libidinoso y cuestionan el relato de los niños.

Una perito del IMLA da el pecho a su bebé en los pasillos de la Audiencia de Zaragoza.

La trabajadora social daba el pecho a su bebé mientras esperaba a ser llamada a declarar ante el tribunal.

Una perito, obligada a asistir al juicio 6 semanas después de parir

Elena Roales, trabajadora social del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), se vio obligada a comparecer ayer en un juicio en la Audiencia Provincial de Zaragoza a pesar de estar de baja maternal, tras haber dado a luz hace 40 días. La técnico del IMLA solicitó al tribunal que fuera dispensada su asistencia dada su baja laboral por maternidad, que se concede no solo por su estado físico actual, sino también por los cuidados y las necesidades de lactancia del recién nacido. Pero la respuesta que la sala tercera de la Audiencia dio el 23 de noviembre fue: «(...) no ha sido autorizada su dispensa habida cuenta del tiempo transcurrido desde la maternidad, por lo que deberá asistir a declarar en calidad de perito el 13 de diciembre a las 10.00».

A Elena Roales no le quedó más remedio que acudir ayer a la sede judicial con su pequeño, nacido el 2 de noviembre, ya que temía que pudiera ser multada con hasta 500€. Durante el tiempo de espera (en los juicios nunca se sabe con exactitud cuándo se va a declarar), la trabajadora social tuvo que darle el pecho al pequeño en los pasillos de la Audiencia, a pesar de que el tribunal tuvo la consideración de hacerle pasar a declarar antes que a los testigos, ya que tenía cita con la matrona a las 13.00 –«está bastante resfriado y ayer lo llevé al pediatra», contaba–. Junto con su compañera, la psicóloga Cristina Andreu, la técnico entró a la sala de vistas con el carrito del niño, que empezó a llorar a los pocos minutos. Elena Roales terminó declarando acunando a su bebé en brazos.

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