El dueño de un restaurante de Zaragoza ha decidido denunciar a un individuo, al que no conoce de nada, que el pasado 20 de septiembre entró a su local del paseo de Fernando el Católico para reservar una mesa para doce comensales y, diez minutos después, regresó para pedirle 20 euros porque supuestamente se le había llevado el coche la grúa.

El hostelero no le dio nada, pero a partir de ese momento los comercios de la zona empezaron a recibir la visita de ese hombre de mediana edad. Diciendo ser hijo del dueño del restaurante o cocinero del mismo, el tipo les pidió con distintas excusas pequeñas cantidades de dinero (20 o 30 euros) y consiguió que se las dieran.

La última visita fue el 4 de diciembre. El desconocido se presentó en una tienda de flores y encargó un árbol de Navidad para el restaurante. De esta última maniobra el propietario del local se enteró cuando la dueña del negocio de plantas le llamó para preguntarle cuándo le llevaba el árbol. El denunciante explicó a la mujer que tuviera cuidado ya que en la zona había un hombre que se estaba haciendo pasar por hijo o empleado suyo y así estafaba a los comerciantes de la zona.

Este tipo de estafas las extendió en Zaragoza J. R. R., un experto en el timo del pariente, hasta que terminó en prisión. Como normalmente son cantidades pequeñas, los afectados no denuncian y el timador continúa haciendo de las suyas.