Zaragoza estrena galería de arte con el pintor Jesús Monge abierto a Europa

Ámsterdam, Oporto o Venecia son algunos de los escenarios que ha elegido el artista para pintar escenas cotidianas en las que no todo lo que el ojo cree que ve está pintado realmente.

'Diógenes en Bolhão', una de las obras de la exposición 'En las puertas de Europa', del aragonés Jesús Monge.
'En las puertas de Europa', la nueva exposición del pintor aragonés Jesús Monge
Jesús Monge

De Ámsterdam a Venecia, pasando por Oporto, son algunos de los escenarios que ha elegido Jesús Monge para pintar escenas cotidianas en las que no todo lo que el ojo cree que ve está pintado realmente. Son retos con los que el artista juega para divertirse mientras trabaja y entretener al público y que se van a poder contemplar en la nueva galería Arte Roma de Zaragoza.

Desde el 13 de diciembre hasta el 30 de enero Jesús Monge va a colgar una quincena de cuadros de diferentes formatos que van desde el 1,46 x 1,27 metros hasta otros de pequeño tamaño de 33x24 centímetros, en los que se podrán contemplar escenas marinas, iconos de una ciudad o rincones desconocidos entre los canales de Venecia y en los que los juegos de luces y la riqueza cromática que puede dar solo un color son protagonistas.

Con contemplar el cuadro el espectador puede llegar a sentir el frío que se infiltra hasta los huesos una noche de niebla, el riesgo de patinar sobre un pavimento húmedo, adormecerse con el bamboleo de una barca sobre el agua o alzar una mano sobre el rostro para atenuar el reflejo del sol sobre la arena de una playa.

Monge quiere ir más allá e invita al espectador a que pueda disfrutar buscando a través de los detalles el surco del agua sobre la arena, el reflejo de un barco que se pierde entre las profundidades de un canal, los radios de una bici que no son tales, o ladrillos sobre ladrillos que parecen perderse hasta el infinito cuando son solo líneas.

"Hay que tener claro hasta dónde se quiere llegar en los detalles para no dar excesiva información", señala a Efe este artista que ya ha vendido dos cuadros en la ciudad china de Taipei. Sus "insinuaciones" (que luego la mente transforma en imágenes reales) recorren el mundo.

Él mismo se encarga de tomar las imágenes que luego va a trasladar al lienzo, pero a veces el resultado no es la copia exacta de una fotografía, sino una superposición de tomas a las que le añade algún detalle nuevo, o a las que quita o agrega personas, como es el caso de 'Diógenes', un "momento creado", dice, a partir de diferentes escenas del Mercado do Bolhao, de Oporto.

"Me gustaba por la cantidad de materiales extraños", resalta Jesús mientras señala en el cuadro las cajas de cartón apiladas, un tamizador de luz, plásticos, delantales, la lona medio desprendida sobre la cubierta con restos de moho y musgo, los fluorescentes colgados del techo o los cristales que dividen el estrecho pasillo del mercado.

De Oporto cuelga además un nocturno del puente Luis I, una construcción de hierro del ingeniero Théophile Seyrig que erróneamente se atribuye a su socio Gustave Eiffel y que Monge eligió por el juego de dorados, turquesas, oscuros y la riqueza cromática de grises.

También juega con la piedra caliza, el mármol, el hierro fundido y los chorros de agua de una fuente de 'Embrujo lusitano', un nocturno de Oporto donde los detalles se esconden tras el primer plano.

De su reciente viaje a Ámsterdam, el pintor ha plasmado 'Amarre en el Hermitage', un cuadro con el que ilustra el díptico de la exposición y que juega con el primer plano del agua del canal mientras al fondo se desdibujan las grúas de unos astilleros.

'Decadente y orgullosa' es el título que ha elegido para pintar de nuevo una calle trasera de Venecia, "rica en detalles", desde los arcos bizantinos de las ventanas, las rejas de forja de las ventanas apenas insinuadas a las paredes desconchadas, por cuyos ladrillos se desprende el salitre de la humedad mientras el canal actúa como un espejo donde se confunden belleza y decadencia.

En esta exposición no se olvida de Zaragoza, ciudad de la que nos regala las medias luces y las distintas graduaciones de color apenas perceptibles, entre las que surge la silueta de la catedral de la Seo, como en 'Ecos del silencio' o un paisaje industrial de la estación ferroviaria de la fábrica de Saica, de donde surge un "enjambre de detalles" que enreda la vista entre vías, catenarias y chimeneas.

Hasta su incursión de lleno en la pintura, Jesús Monge había realizado sus principales trabajos en el ámbito del diseño tanto de obra civil como de interiores de grandes empresas, de la mano de arquitectos como Joaquín Maggioni o Teresa Gabeiras.

Con esta exposición, Zaragoza inaugura una nueva galería de arte, al margen de la vanguardia, abierta al realismo y todas sus vertientes y que se marca como reto "volver a ilusionar" y "atraer al público para que visite las galerías de arte igual que se va al cine o al teatro".

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