Vistabella tenía 424 habitantes en 1940. Hoy son solo 50.

Sí, así es. Una disminución tremenda. La emigración empezó en los años 70. La escuela se cerró en el curso 1974-75. Yo fui la última alumna. Después, fui interna a un colegio en Zaragoza.

¿Y la pérdida va a continuar?

Si no se hace nada por evitarlo, sí. Tenemos un grave problema: la carretera que nos une con Paniza (la CV-700) es espantosa. Son 12 kilómetros de curvas, con un pavimento malo y estrecho y matas de espino y carrasca que quitan la visibilidad. Y tampoco tenemos cobertura de telefonía móvil. Sin comunicación vamos al fracaso total.

¿La solución para la despoblación es muy complicada?

Sí. Me sorprende mucho que se hable tanto de ella, como si hubiera aparecido ahora de repente, cuando es un problema que lleva muchísimos años.

¿Y atraer a nuevos vecinos?

Si la gente se marchó porque no podía vivir aquí, la vuelta es difícil. Más que enfocarlo a los jóvenes se podría apostar por los jubilados que están en buena forma física y tienen ingresos cada mes.

¿Faltan más servicios?

Tenemos muchas carencias. Aquí el médico viene un día a la semana, igual que el panadero en invierno. No hay servicios, no hay nada. No hay un transporte que pueda llevar a la cabecera de la comarca, por ejemplo, para coger un autobús para ir a Zaragoza. Son un cúmulo de cosas que se han ido dejando.

¿Es un panorama desolador?

Claro. A ver, soy muy pesimista en este sentido. Igual es porque lo vivo muy de cerca. La falta de servicios tira hacia atrás a la gente. Si no probablemente las personas mayores se atreverían a venir.

Usted vive en el pueblo. ¿Qué ventajas le aporta?

Yo he nacido aquí, y me gusta mucho. Hago lo mismo que haría en Zaragoza: leer, dar paseos... El trato cercano con la gente. Son muchas cosas positivas, aunque habrá quien no las valore.

Hace años se unieron los cinco pueblos más pequeños de la comarca para pedir mejores comunicaciones e infraestructuras.

Tenemos problemas comunes, como la telefonía, internet, el estado de las carreteras...

Es su segundo mandato como alcaldesa, en régimen de concejo abierto.

Soy alcaldesa por el PAR, pero no milito. El pueblo funciona a través de la asamblea vecinal, que convocamos casi siempre en lunes, que es cuando viene la secretaria. Tampoco hay mayores problemas.

¿De dónde viene el nombre de Vistabella?

Es que el pueblo es muy bonito, y no es porque yo sea de aquí. A todo el mundo que viene le gusta, y la gente es muy maja. Hay casas acondicionadas y otras que me gustaría que cuidasen un poco más la estética.

¿Qué presupuesto maneja el Ayuntamiento?

Alrededor de 90.000 o 100.000 euros.

¿Cuáles son los principales proyectos de la localidad?

Principalmente, la renovación de pavimentación de calles y cambio de tuberías. Hemos acondicionado algunos locales del Ayuntamiento, como el pabellón. Además, colaboramos con la asociación cultural, a la que pertenecemos todos los vecinos y alguno más.

¿Y qué retos se marca para lo que queda de mandato?

Ejecutar lo que pedimos en el Plus. Mantenemos bien el pueblo. Tampoco te da para mucho más.

¿Ya ha decidido si optará de nuevo a la alcaldía?

Ayer sí, hoy no, mañana sí. Estoy dudando. Por una parte, sí que me gustaría, porque vivo aquí y entiendo que en un pueblo tan pequeño es positivo. Además, la gente responde muy bien.