Las luces navideñas se encienden...y llega la locura

Miles de ciudadanos abarrotaron ayer la muestra de Navidad de la plaza del Pilar. Una fila de más de 500 personas para entrar al belén fue la principal protagonista.

Miles de ciudadanos abarrotaron ayer la plaza del Pilar aprovechando el día festivo.
Miles de ciudadanos abarrotaron ayer la plaza del Pilar aprovechando el día festivo.
Aránzazu Navarro

Temperaturas suaves y un día de fiesta por delante gracias al 40 cumpleaños de la Constitución española. Además, luces destellantes, olor a gofre y algodón de azúcar y una plaza del Pilar decorada con mimo. Ayer era el día perfecto para sentir la Navidad en Zaragoza y así se notó en las calles cuando miles de zaragozanos y forasteros abarrotaron el centro de la ciudad dispuestos a disfrutar de la época más mágica del año.

No importaba cuánto tiempo se tardará en cruzar la calle de Alfonso I, que se convirtió en un hervidero de gente con algún que otro empujón, pues el objetivo era llegar a la plaza del Pilar. Allí, las luces azules y plateadas que hacían brillar al Ayuntamiento, los villancicos de fondo, las 40 casetas con productos variopintos de la muestra navideña y, por supuesto, el belén, hacían relucir el espíritu navideño de todos los allí presentes. Un espíritu navideño cargado de agobio.

"Madre mía, ¡qué fila!", "yo no la voy a hacer ni de broma", "¡Pero si da toda la vuelta entera!". Y así, la sorpresa provocada por la inmensa fila a las puertas del belén, se iba haciendo reiterativa entre los que entraban a la plaza del Pilar. Y es que no es para menos, pues es uno de los reclamos de cada Navidad. Los que se decidieron a esperar pudieron disfrutar de 100 habitantes repartidas en un pueblo de unos 1.800 metros cuadrados en el que no falta una noria de agua o un huerto que ya parece dar sus frutos. "Lo que más me gusta de todo son los Reyes Magos, también el Ángel y el niño Jesús, claro", comentaba la pequeña Valeria, de 5 años, al finalizar el recorrido con sus padres y familiares.

No solo había fila ayer en el belén, sino que toda la plaza del Pilar se convirtió en una especie de fila gigante compuesta por las que nacían de cada uno de los reclamos de la muestra navideña. Fila para comprar un gofre, fila para montarse en el tiovivo ecológico o para patinar en la pista de hielo, fila para deslizarse por el tobogán trineo y también para hacerse una foto con ‘Atrapacierzos’, un muñeco de nieve de 3 metros de altura. Entre tanta gente se encontraba la joven zaragozana Beatriz Lasheras. "He venido desde Atenas, donde estoy de Erasmus, a pasar unos días en mi ciudad. Quería tranquilidad y me encuentro con este agobio, pero bueno me gusta la Navidad", comentó entre risas.

Y como no hay Navidad sin nuevos propósitos, la joven no dudó en acercarse al Árbol de los Deseos para colocar el suyo propio. Este enorme ejemplar se sitúa en medio de las diferentes casetas de la muestra y está cargado de luces pero, sobre todo, de aspiraciones y nuevos retos. Cada año, se cuelgan en él alrededor de 15.000 tarjetones con los mensajes más variopintos. Mensajes solidarios que pasan de desear "la paz en el mundo" a ansiar cosas más mundanas como "aprobar el carné de conducir" o tiernas: "estar siempre así con la gente que quiero".

Para aquellos a los que el espíritu navideño empalaga un poco, pero son amantes de los festines de comida que se dan en estas fechas, la muestra de la plaza del Pilar también acoge una variada oferta gastronómica. El puesto de Leonor García hacía salivar a más de uno de los que pasaban por allí. Sobre el mostrador, anchoas de Santoña y otros productos del Cantábrico llamaban a los visitantes. "Esta es la primera vez que vengo a la muestra navideña, ya que siempre acudo a la artesana. La verdad es que sí que se está notando que hoy es fiesta, hay mucho ambiente y mucho barullo", comentó.

Otro de los reclamos de la jornada fue el Mirador Princess, la noria de 48 metros ubicada en el parque de Macanaz. Las hermanas Andrea y Paula, de 11 años, se subieron sin dudar a la atracción. "La verdad es que nos ha gustado mucho, da un poco de vértigo y entra el frío por los lados, pero es bonita", comentaron.

Con el espíritu navideño a flor de piel, ya solo quedaba tomarse un buen chocolate caliente para acabar de sentir la Navidad.

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