Aprobada una normativa para evitar desmanes y unificar los criterios estéticos de la ciudad

El Plan General se modifica para acabar con la miscelánea de toldos, rotulaciones, mobiliario urbano, tendidos aéreos...A los proyectistas que actúen en el Casco Histórico se les pedirá una justificación y un estudio de inserción ambiental.

Preservar las 'fachadas galdosianas'. En el centro de la ciudad se han catalogado las fachadas comerciales que tienen un valor singular y cuyo mantenimiento es una prioridad «para preservar el carácter de la calle». El ejemplo de la foto es de la calle de Alfonso I, que es lo que en Madrid se conoce como 'fachada galdosiana'. En Zaragoza aún quedan unas cuantas, a pesar de las pérdidas acumuladas durante el último medio siglo.
Preservar las 'fachadas galdosianas'. En el centro de la ciudad se han catalogado las fachadas comerciales que tienen un valor singular y cuyo mantenimiento es una prioridad «para preservar el carácter de la calle». El ejemplo de la foto es de la calle de
Heraldo

Ha costado más de cinco años pero, por fin, el Ayuntamiento de Zaragoza ha aprobado una normativa para evitar el indeseable festival estético que se da en las calles de la ciudad. En unos pocos metros de recorrido por el Casco se ven hasta doce modelos de baldosas diferentes, siete tipos de farolas y seis diseños de papeleras. Hasta el momento nada impedía a una inmobiliaria levantar un edificio en Independencia sin respetar la continuidad de sus porches –quedaba al albor de las comisiones competentes– o colocar neones estridentes en las fachadas de los comercios centenarios no protegidos.

Finalmente, no se trata de una ordenanza propia –en tiempos se trabajó en un texto sobre la ‘escena urbana’–, sino que se ha recurrido a una modificación aislada del Plan General, que ha salido adelante con el apoyo de todos los grupos. Gracias a este cambio se pone coto, por ejemplo, al diseño de edificios discordantes en el Casco Histórico (se exigirá un estudio de inserción ambiental) y pretende acabar también con la miscelánea desbordante de mobiliario urbano: mupis, marquesinas, quioscos, medianeras, maceteros, papeleras...

Los objetivos –se dice– son "mejorar la calidad del espacio público" y "dotarle de coherencia". El cambio normativo incluye apartados también referidos al "tratamiento unitario de las zonas verdes" o a los panteones y las esculturas de los cementerios de Torrero y La Cartuja.

La memoria del reglamento es amplia y ambiciosa (178 páginas) y aborda desde los vuelos, perfiles y alturas de edificios en zonas emblemáticas hasta cosas mucho más peregrinas como las medidas de los flequillos de los toldos, los tambores de las persianas, los aires acondicionados en las fachadas o los materiales tradicionales (hierro, bronce o madera) para confeccionar rótulos antiguos.

Los proyectos del siglo XIX

Reconoce el preámbulo que la idea original partió del grupo municipal de CHA allá por abril de 2013 y que se han dado vueltas y más vueltas para conseguir integrar estas directrices con otros planes especiales de protección como el del Casco, que data de 1986, o los criterios sobre medianeras acordados hace cinco años. Según fuentes municipales, se ha estudiado a fondo la "tradición local" a través de las distintas propuestas de urbanización de barrios y ensanches, que están perfectamente documentadas en el Archivo Municipal. Especial atención se ha prestado a los documentos de la segunda mitad del siglo XIX, entre los que hay numerosos bandos generales y normas como las de la ‘nueva edificación’ de 1854, de donde se extraen muchos elementos que –por descontado– ahora tratan de preservarse.

Los especialistas del área de Urbanismo indican que fue en la revisión del Plan General de 1986 cuando se dio erróneamente vía libre a modificar perfiles y alturas de edificios en zonas emblemáticas como Conde de Aranda o el Coso, lo que ha dado lugar a una serie de edificios poco agraciados, que deterioran el área urbana y "convendría adecuar para armonizar con su entorno". "Si en las zonas emblemáticas se aplicaran las normas generales de 2001 se acabarían disolviendo las singularidades", explican.

Hasta la fecha, en muchas ocasiones prevalecía la decisión del arquitecto, el urbanista o el proyectista que renovaba cada calle (Iñaki Alday, por ejemplo, en los casos de Independencia o el eje del tranvía) pero la administración –cosa que ahora corrige– no velaba por dar unos criterios uniformes a la escena urbana.

En el nuevo texto se habla de siete zonas especiales en las se multiplican las pautas en lo referente a su ornato y a las rehabilitaciones. Son cinco espacios que se refieren al corazón de la ciudad (plaza del Pilar, calle de Alfonso I, Independencia, San Vicente de Paúl y plaza de los Sitios), que se amplían también a Conde de Aranda y al entorno de la plaza de San Francisco. Siguen contando también con su tipología especial Ruiseñores, la Ciudad Jardín, la Quinta Julieta, las zonas de edificios sindicales, el Canal Imperial o ciertos conjuntos urbanos de Peñaflor y Monzalbarba.

Para corregir algunos de los desmanes más evidentes, el Ayuntamiento da un plazo de cinco años para que se retiren, por ejemplo, los tendidos aéreos que cruzan la calle de Don Jaime I. Otros detalles curiosos son que las fachadas en la calle de Alfonso I han de ser claras y evitar el ladrillo visto, mientras que en San Vicente de Paúl los edificios no han de superar los 18 metros de altura o que en el entorno de la plaza del Pilar las cubiertas serán de teja árabe.

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