Un acusado de agresión sexual se enfrenta a 9 años de prisión

El procesado sostiene que las relaciones fueron consentidas y la joven asegura que la violó en la escalera de su casa.

El acusado, en el momento de comenzar la vista oral en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
El acusado, en el momento de comenzar la vista oral en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
José Miguel Marco

Las agresiones sexuales son delitos que se cometen en la intimidad; muy pocas veces hay testigos. La racionalidad, la credibilidad, la verosimilitud y la persistencia en las declaraciones son los criterios que salen siempre a relucir en los juicios de delitos contra la libertad sexual. Las versiones de las víctimas y de los acusados son totalmente dispares y el tribunal, cuando no hay pruebas palmarias, debe sopesar muy bien sus manifestaciones.

En el juicio celebrado este martes en la Audiencia de Zaragoza contra Rubén R. por agresión sexual, los magistrados tendrán que valorar especialmente las declaraciones de ambos, que solo están avaladas por los respectivos testigos que presentaron, pero que se refieren a los momentos anteriores y posteriores al hecho denunciado.

El acusado ha asegurado que en marzo de 2016 mantuvo relaciones sexuales consentidas con la joven denunciante. La chica, sin embargo, ha manifestado todo lo contrario y sostuvo que fue violada por el encausado en la escalera de su casa.

La muchacha regresaba sola a su domicilio después de haber estado en una fiesta y, como reconoció sin problema a la Policía cuando se lo preguntaron para descartar su ADN si salía en los resultados de laboratorio, había mantenido relaciones con un amigo.

De camino por la calle de Zumalacárregui, en la puerta de un bar había dos varones, uno de ellos Rubén R., al que no conocía de nada, que le preguntó donde iba. Ella le pidió un cigarrillo y comenzaron a charlar. Poco después, accedió a tomar unos botellines de cerveza en el local con él. Al cerrar el local, salieron y se encaminaron en la misma dirección.

Según ha contado la joven, intentó besarle y ella lo rechazó. Cuando llegaron al portal, ella se sentía incómoda, pero él le dijo que tenía frío y le dejó entrar. A partir de ahí, relató, el hombre la cogió con fuerza de las muñecas y los brazos, la inmovilizó con las piernas y en el rellano de la primera planta, en la que solo hay trasteros, la agredió sexualmente."

"¿Por qué no gritó?", ha preguntado la acusación."Tenía miedo, mucho miedo de que me matara", ha respondido. "¿Llevaba armas?", ha inquirido. "No", ha contestado ella. Muchas más preguntas, en especial de la acusación particular,  ha ido en esta línea, sobre todo para saber qué hizo o no hizo la joven que, según el examen médico, no presentaba lesiones físicas. Cuando Rubén R. se fue del lugar, ella subió a casa, esperó a que volviera su madre y, cuando llegó, le relató lo ocurrido.

"Estaba llorando, la ví muy mal, tenía toda la ropa en el suelo y estaba encogida como en posición fetal, vomitaba. Le pregunté qué había pasado y me lo contó. Le planteé si había sido el chico con el que había salido y me dijo que no, que no lo conocía. 'Entonces ya sabes lo que tienes que hacer. Debes denunciar', le dije", ha declarado la madre. La mujer ha añadido que desde entonces lo habían pasado muy mal y habían vivido con mucho miedo.

"Con el tiempo le he dicho que no puede vivir siempre con eso, que tiene que superarlo", ha manifestado. Ante la pregunta de si les preocupaba un posible embarazo, respondió: "En ese momento eran más importante otras cosas, como denunciar", ha respondido.

Rubén R., por su parte, ha declarado que la relación fue consentida, que la chica le dio incluso su número de teléfono (algo que luego no se comprobó) y que le pidió 50 euros para comprarse la píldora del día de después, lo que ella rechazó de forma rotunda. Según el acusado, hasta llegaron a hablar de quedar otro día. "Yo no la violé ni la forcé. Tengo una hija de 15 años y no haría eso a una mujer", ha afirmado.

La fiscal y la acusación particular piden para el acusado 9 años de cárcel  y diez de libertad vigilada, así como la expulsión de España dado que en situación irregular y no tiene permiso de residencia. El abogado de la joven ha expuesto que la chica no quiso nunca trato con el procesado y que lo rechazó cuando intentó besarla.

"Él era consciente de que actuaba en contra de su voluntad" y ha añadido que no había ninguna relación previa entre los dos ni razón que justifique que denuncie a alguien que no conoce de nada. "Ella mantiene relaciones con quien quiere y cuando quiere. Si no las tuvo consentidas con Rubén R. fue porque no quería", ha alegado. 

Por su parte, el abogado defensor, Juan José Roa, ha solicitado la absolución por falta de pruebas objetivas. "Versan toda la acusación en la credibilidad de la víctima y no en la prueba indiciaria. La Policía dice que la denunciante estaba asustada, nada más. Los forenses aseguran que no tiene ningún tipo de lesión en brazos, muñecas, hombros o piernas. Ni en sus partes íntimas. Y si estuvieron en una escalera y las relaciones fueron forzadas, debería haber algo", ha expuesto. 

El letrado apuntó que la posible razón para la denuncia fue que la chica pidió 50 euros a su cliente para la píldora del día de después y él no se los dio.

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