Un zaragozano se enfrenta a tres años de cárcel por no pagar la cuenta del taxi

El encausado, al que atribuyen un delito de estafa, dejó de pagar seis viajes de 144 kilómetros entre la capital aragonesa y la localidad turolense de Aliaga.

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Foto de archivo de varios taxis en Zaragoza.
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Tres años de prisión. Esa es la pena a la que se enfrenta un zaragozano por no pagar la cuenta del taxi. A priori, podría parecer una condena desproporcionada, pero es que tanto la Fiscalía como la acusación particular atribuyen a José Antonio M. B. un delito de estafa. Porque, obviamente, este no dejó de pagar una única carrera, sino que fueron hasta ocho y ninguna precisamente corta. De hecho, el encausado utilizaba el taxi para desplazarse de forma habitual desde Zaragoza a la localidad turolense de Aliaga: 144 kilómetros.

El juez encargado de instruir el caso llegó a decretar su archivo, alegando que no se daba el engaño propio del delito de estafa. Según el magistrado, existía una relación de confianza entre cliente y taxista, puesto que antes de que el acusado dejara de pagar las carreras había contratado otros servicios que sí había abonado. Pero la defensa, a cargo del letrado Marco Antonio Navarro, recurrió el auto de sobreseimiento ante la Audiencia de Zaragoza, quien mandó reabrir al caso al sí apreciar indicios de estafa.

Como recuerda la Fiscalía en su escrito de acusación -esta parte pide nueve meses de prisión, mientras que el denunciante solicita tres años- fueron hasta ocho las carreras que el encausado dejó de abonar entre el 25 de mayo y el 27 de junio de 2017. Dos de ellos fueron recorridos urbanos en la capital aragonesa por un importe, cada uno, de 22 euros. Más importantes fueron las cuantías de los otros seis servicios, desplazamientos entre Zaragoza y Aliaga por los que el taxista cobraba 141 euros (en cada viaje). En total, la deuda acumulada asciende a 987 euros (1.086 euros con IVA).

La acusación particular insiste en que medió engaño y por tanto hubo estafa. Y lo hace alegando que cuando el encausado alquiló el taxi para hacer todos estos desplazamientos “ya sabía que no iba a poder pagarlos”. Es más, recuerda en su escrito de acusación que justo en aquellas fechas el hombre cerró el negocio que regentaba.

La deuda pendiente supera ligeramente los mil euros, pero el abogado de la acusación recuerda que es una “suma importante” para un trabajador. Además, pone de manifiesto que el ahora acusado tenía “maneras mucho más asequibles para acudir a su destino”. Y, pese a ello, siguió solicitando los servicios de este taxista, que de momento no ha podido cobrar por un trabajo realizado.

De momento, y a la espera de juicio, el juez instructor ya ha pedido al encausado que preste fianza suficiente para poder responder de los 1.086 euros que se le reclaman.

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