Una decena de aperturas devuelven la vida al pasaje Goya

A mediados de los 70 fue una galería comercial de éxito, después se convirtió en un atajo plagado de persianas vacías y ahora renace como 'incubadora' de pequeños negocios que intentan arrancar.

A mediados de los 70 el pasaje Goya era un gran centro comercial de éxito
A mediados de los 70 el pasaje Goya era un gran centro comercial de éxito

Se les había dado por muertos. Los pasajes comerciales, esas galerías que hace apenas cuatro décadas representaban el sumun de la modernidad, se han pasado la última de capa caída, convertidos en meros atajos a cubierto plagados de persianas vacías. Sin embargo, parece que hay esperanza para ellos y así lo está demostrando uno de los míticos de Zaragoza: en el pasaje Goya, ubicado entre la avenida de Goya y Cortes de Aragón, han abierto una decena de negocios en el último año y medio. De hecho, siete lo han hecho solo en los últimos seis meses.

Eso sí, para aspirar a un futuro, ha tenido que aceptar una profunda reconversión: de galería comercial éxito a mediados de los 70 a cobijo de pequeños negocios que intentan arrancar y necesitan su primer taller o su primera oficina. Una especie de incubadora que está siendo colonizada, sobre todo, por mujeres emprendedoras.

A mediados de los 70 el pasaje Goya era un "gran centro comercial de éxito" con mucha afluencia de público.

Ese es el caso de Beatriz Vela y Lola López. Son las modistas que hay detrás de la marca zaragozana Marambo y fueron de las primeras en llegar en esta oleada de aperturas. Se instalaron en un pequeño local de apenas 16 metros cuadrados en julio de 2017, cuando vieron claro que el salón de sus casas se quedaba pequeño para sus ideas y que si querían despuntar tenían que trabajar codo con codo en un mismo espacio. Ellas dibujan los patrones, cortan las telas, confeccionan sus diseños y además, les da para tener un pequeño muestrario de las creaciones que comercializan en varias tiendas de la ciudad.

Y ahí es donde está la clave de la reconversión del pasaje Goya: en su interior se están instalando negocios cuyos beneficios no dependen de la venta directa al público y por tanto del tamaño del escaparate: estudios de arquitectura, consultorías de nutrición, organizadores de eventos deportivos, escuelas de inglés, empresas de reformas, una inmobiliaria…

Las esquinas, con grandes cristaleras a la calle, sí siguen enfocadas a la venta de proximidad. En una de ellas desembarcaron con su proyecto de Scrap House Zaragoza Susana López y Yolanda Calvo y lo hicieron tan solo unas semanas antes que las chicas de Marambo.

Susana López tenía un canal de Youtube donde compartía su pasión por el Scrapbooking y Yolanda trabajaba en una empresa privada, pero llevaban cerca de nueve años promoviendo juntas esta labor creativa a través de internet. Hasta que se decidieron a montar un local y se enamoraron del suelo de uno del pasaje Goya. “Había estado aquí una empresa de reformas y el suelo nos llamó mucho la atención porque nos representaba totalmente. Además, tenía mucho escaparate que nosotras sí lo necesitamos”, explican. Ellas ocupan uno de los más grandes de la galería, con 70 metros cuadrados que les dan para tener tienda y organizar talleres los fines de semana.

Susana y Yolanda confiesan, al igual que Beatriz y Lola, que cuando llegaron al pasaje Goya el panorama “daba muchísima pena”. Entonces estaba todo cerrado y solo quedaban una tienda de muebles, una farmacia y poco más. Por suerte para ellas, desde entonces han sido testigos de un goteo constante de aperturas que se precipitaron en abril de este año con la llegada al pasaje de una pequeña inmobiliaria que acababa de nacer y andaba inmersa en la búsqueda de un lugar físico.

Ricardo Martín es uno de sus gestores y cuenta que su socia había vivido en la zona de pequeña y que por eso, cuando pasaron por allí el desértico panorama del pasaje, se decidió a instalar se allí e intentar cambiar algo las cosas. “La gerencia del pasaje vio también que al ser una inmobiliaria podíamos ayudarle a revitalizarlo y nos ofreció la posibilidad de gestionar el alquiler de los locales. Hicimos una revisión de precios para hacerlos más asequibles y acordes a la situación actual y desde entonces han levando la persiana en siete locales”, comenta orgulloso Ricardo Martín, gestor de Chezmar Inmobiliaria.

Una de estas últimas incorporaciones es la de Susana Aznar, que abrió en septiembre una pequeña asesoría relacionada con la nutrición y la salud. Ella vivía en Madrid pero, cuando hace un año se quedó embarazada, decidió volver a Zaragoza para estar cerca de su familia. “Me dediqué unos meses a la crianza y después decidí retomar mi actividad. No tenía pensado coger un local, pero a través de la inmobiliaria vi un anuncio y como conocía el pasaje de hace años llamé y hablé con Ricardo. Le vi posibilidades para pasar consulta privada y hacer talleres de tamaño reducido", cuenta esta coach certificada. Coincide con casi todas las nuevas empresas instaladas en el pasaje Goya en que ella tampoco siente la necesidad de tener un gran escaparate porque se promociona a través de internet.

A día de hoy siguen quedando tres locales vacíos sin una actividad prevista a corto plazo. La antigua cafetería ha sido reformada y pronto podría convertirse en una sala polivalente a disposición de los empresarios de la galería. Para los otros espacios, se baraja la opción de reconvertirlos en espacios de alquiler por horas.

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