Las Fiestas del Pilar de este año serán totalmente familiares para la investigadora aragonesa María Ángeles Pérez Ansón.

Explica que con una niña de cinco años, Tadeo Jones le ganará a cualquier pretensión laboral o investigadora que pudiera tener.

Y no es porque prefiera el trabajo a la familia o al descanso festivo, sino porque, por su trayectoria profesional y sus obligaciones científicas, Pérez Ansón ha tenido que pasar muchos 'pilares' fuera de la ciudad, participando en congresos o en reuniones con investigadores de su especialidad: la ingeniería mecánica aplicada a la biología.

Desde el pasado mes de julio es la presidenta de la Sociedad Europea de Biomecánica, un cargo que desempeñará durante los próximos dos años. "Es un orgullo ser la primera española que llega a este puesto –reconoce–. No soy la primera mujer, pero sí la segunda entre los 16 presidentes que ha tenido la Sociedad hasta ahora".

Este año, el cargo no la ha obligado a ausentarse de casa durante las Fiestas del Pilar, aunque en muchos casos anteriores, la labor que desarrolla en el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (el I3A), en el grupo M2BE –dedicado a la ingeniería mecánica y biológica–, o alguno de los proyectos europeos sobre biomedicina en los que participa, la han llevado lejos de Zaragoza.

"Es normal –explica–. Es fiesta en España, pero no en el resto de Europa. Y me ha tocado pasar muchos 12 de octubre viajando a países extranjeros para participar en jornadas, congresos o dando charlas en algún curso".

Pero estas fiestas las pasa en Zaragoza. "Tenemos una niña pequeña y estos 'pilares' van a ser de cabezudos, títeres y circo", avanza. "Habrá que estar pendiente de que ella disfrute –dice– y como estos días tienen fiesta en el cole estaremos todo el día en la calle. Así que tendremos un Pilar infantil. Es lo que toca".

Recuerda que en un viaje que hicieron en familia a Port Aventura, el espectáculo musical infantil de Tadeo Jones no llegaron a verlo, por lo que intentarán acercarse al Espacio Zity, de Valdespartera, donde está anunciado, para quitarse la espinita: "A la niña le gustará", asegura.

Por lo demás, las fiestas en las que aún no tenía hijos ni tantas obligaciones profesionales, las recuerda llenas de música. "Siempre me han gustado mucho los conciertos –asegura– y he procurado ir a la mayoría, tanto a los gratuitos de la plaza del Pilar o del paseo de Independencia como a los que han organizado artistas que han venido a la ciudad".

Ingeniera industrial de formación, no ha sido, en cambio, muy propensa a ponerse el traje regional para ir a la Ofrenda. "Solo me he vestido una vez en mi vida –confirma–. Tengo una ahijada y cuando era pequeña quiso vestirse para ir a la Ofrenda y la acompañé".

Pero nunca ha repetido. "Y eso que de niña bailaba jotas", apunta. Tampoco ahora viste a su hija: "Soy un desastre –afirma–. Me gusta salir y ver el ambiente, ir a la Ofrenda, acercarnos a la Feria de Muestras y a los actos clásicos del día, pero desde la barrera. Y quedar luego con amigos para tomar algo en plan tranquilo".

"En mi familia no somos superpilaristas, pero si podemos nos quedamos en Zaragoza para disfrutar de las fiestas", asegura.

Así que estos días, el laboratorio tendrá que esperar, así como sus proyectos de investigación, de los que destaca el que está a punto de concluir: la femoroplastia, que consiste en inyectar cemento (médico) en la cabeza de un fémur.

"Es la parte más problemática de este hueso porque cuando se produce una fractura suele ser por ahí por donde se rompe, sobre todo en pacientes con osteoporosis", explica. Con el cemento inyectado hacen ensayos mecánicos para comprobar si aumenta su resistencia.

Volver al suplemento extraordinario del Día del Pilar