Plata, bellotas y ahumados, las protagonistas de las joyas baturras

Iliana Casasnovas lleva toda la vida dedicándose a la creación de joyas, entre ellas, pendientes y collares tradicionales de baturra.

Iliana Casasnovas creando una pieza de joyería baturra.
Iliana Casasnovas creando una pieza de joyería baturra.

Soldar, crear un molde, hornear y decorar. Estos son los pasos más importantes en la creación de una joya baturra, en la que además de creatividad, tradición y buenos materiales hacen falta grandes dosis de paciencia. “Muchos de nuestros pendientes, collares o broches están hechos a medida para nuestras clientas. Ellas nos dicen cómo son sus vestidos y sus gustos. Basándonos en ello se hace el primer diseño”, explica Iliana Casasnovas, dueña de Plate-Art, una joyería que lleva unos 40 años en Zaragoza. “Mis padres empezaron el negocio, así que me he pasado casi todas las Fiestas del Pilar de feria en feria. Ahora, somos mi marido y yo los que nos encargamos de la joyería, realizando diseños de baturra, innovaciones con la Virgen del Pilar como protagonista y otros tipos de joyas”, sostiene.

Cuando Casasnovas tiene que crear una joya de cero, comienza dibujando su idea. Posteriormente, este esbozo se traslada a una chapa y se corta. Así se consigue la base con la que posteriormente se hará un molde de cera. Una vez superado este paso, el molde se rellena de plata y se hornea. Así se obtiene una pieza única. “También se puede realizar el primer recorte en latón para asegurarnos de que queda como queremos antes de elaborarlo en plata”, puntualiza. En el caso de que se quiera modificar una base ya existente, lo que se debe hacer es soldar cada una de las diferentes formas, hasta que se consigue el efecto deseado. De ahí se hace el molde de cera y se funde la plata.

Una vez obtenida la pieza en bruto, se puede decorar. “Todo depende del gusto del cliente, hay algunos que prefieren que el complemento no tenga ningún detalle y otros que se decantan por incorporar brillantes de diferentes tamaños y formas. Eso sí, la mayoría apuestan por colores ahumados”, explica Casasnovas.

En estas situaciones, todos los brillos se incorporan de manera individual utilizando un pegamento especial y un palillo. Este proceso puede llevar varias horas, dependiendo de la dificultad de la pieza a crear y las complicaciones que vayan surgiendo en el proceso. Una técnica que se emplea tanto en la creación de joyería baturra como en otros colgantes y anillos con inspiración aragonesa.

La tradición se mantiene en el diseño de las joyas de baturra: plata y colores ahumados

En Plate-Art también tienen una línea de joyería, independientemente de la baturra, que cuenta con pendientes, pulseras y colgantes de inspiración aragonesa, es decir, con la Virgen del Pilar e incluso el mapa de Aragón como protagonistas. “Esta línea está funcionando bastante bien y cada año vamos añadiendo nuevos diseños”, explica Casasnovas.

Todos estos complementos se elaboran con plata 925, que es la más pura. “De este modo se evitan posibles alergias y, además, alarga su durabilidad. La mayoría de las personas, una vez llegan a su vida adulta, no suelen cambiar los pendientes, collares o broches que utilizan para el traje de baturra. Como mucho, lo hacen un par de veces. Lo fundamental es que se les realice un buen mantenimiento”, recalca.

La tradición impera

A la hora de elaborar nuevos diseños, la tradición manda. “Cuando nos hacen un encargo, no se suele apostar por los colores y generalmente todos los detalles que se incluyen son en ahumados. No obstante, algunas sí que nos piden que lleve algún brillante del color del vestido o del mantón para que haga juego”, sostiene. Solo en el caso de los más pequeños se apuesta por una mayor innovación.

De este modo, la joyería baturra se caracteriza por utilizar plata, colores ahumados e incluir en sus diseños a la Virgen del Pilar o bellotas. “Este año están preguntando más por juegos (de pendientes, broche y collar) que llevan bellotas. Es algo tradicional que unos años está más demandado que otros", puntualiza.

La adquisición de estos complementos se suelen producir durante los meses previos al verano: mayo, junio y julio; cuando muchas familias preparan el ajuar que llevarán a la Ofrenda de Flores. “Sin embargo, también hay quien apura los tiempos y viene a encargarnos alguna pieza durante el mes de septiembre. En el caso de que no sea un diseño personalizado, se pueden comprar hasta el mismo día del Pilar”, asegura. El precio de estas piezas varían dependiendo de su tamaño y el trabajo realizado. Unos pendientes pueden costar algo más de 100 euros y un colgante, alcanzar los 170.

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