La Misericordia, niña bonita de las fiestas

La plaza de Zaragoza se llenará diez veces de aquí al domingo. Cuatro en las vaquillas y seis en los diferentes concursos programados. Algo que solo ocurre en esta ciudad, donde se fusionan las dos vertientes de la fiesta de los toros.

La Misericordia atrae al gentío en días de feria
La Misericordia atrae al gentío en días de feria
Raquel Labodía

Desde este miércoles y hasta el próximo domingo, La Misericordia se llenará una decena de veces. Cuatro en las vaquillas (a las ocho de la mañana) y seis en los diferentes concursos programados. Esto solo ocurre en la ciudad de Zaragoza, donde el toro encumbra la variedad de aficiones y difunde su singular ambiente. Un breve paseo por las cercanías de la plaza al punto de la mañana basta para palparlo. Ese olor a chocolate con churros (proviene de La Espiga de Oro) que despierta a los madrugadores y templa el estómago de los más trasnochadores; esos bares que recogen al gentío en el almuerzo y no lo sueltan hasta bien entrada la noche; esos vistosos tenderetes que no cambian de artículos desde tiempos del renombrado Manolete…

Atravesar la calle de Ramón Pignatelli durante un día de feria supone dar un salto al pasado. Las modernas denominaciones (Azarina Fussion, La Torre y 122) de La Taurina, El Albero y La Tertulia no espantan los corrillos y mentideros. El vaivén de peñistas, con sus charangas, camufla las charlas toreras y algún que otro negocio a realizar.

Cuando, de cara al fin de semana, la chavalería guarda fiesta en los colegios e institutos, se respira otra atmósfera en las vacas. Los tendidos se colman de fantasías y los operarios, dado el aumento de público, multiplican su trabajo a la conclusión. La intensa actividad del interior de la plaza contrasta con el distendido vermú fuera de ella. Sobre todo en las jornadas de concurso, cuando el recinto se debe adecentar velozmente al tiempo que, entre el patio de cuadrillas y los corrales, se proyecta el devenir de la tarde.

Los rituales cotidianos

Cada día, un periodista de la tierra se encarga de presentar (a eso de las doce) el apartado de los toros sorteados. Es buen punto de encuentro para aficionados castos o curiosos, que no pierden la oportunidad de visitar otros de los espacios que posibilitan el ritual de la fiesta.

Tras la comida, es fácil encontrar señores mayores preguntando por la hora de comienzo del festejo. Vieron hacer el paseíllo a Antoñete, Bienvenida o el Viti a las 16.00 y este miércoles les cuesta digerir las dos horas de sobremesa que disfrutan las terrazas. Por allí fluyen las insistentes vendedoras de pulseras y algún que otro capitalista. Si se topan con el gaditano Curro Cano –prefiere que lo llamen porteador o transportador– les contará que se cumple el 30º aniversario de su triunfo como espontáneo en el Pilar del 88. Como el Chino, Enrique o el Yiyo, aguarda con impaciencia la llegada de los furgones de las cuadrillas a eso de las 17.30.

Es entonces cuando el silencio de los toreros al pisar el firme contrasta con el bullicio de su alrededor. Mientras los reventas vigilan con descaro el despacho de las últimas entradas en taquilla y los fans buscan colarse hacia la foto de Instagram, los protagonistas, ensimismados se lían el capote de paseo y visitan la capilla. A las 18.00 en punto, sus plegarias son interrumpidas por el sonido de los clarines y timbales. Ya solo hay espacio para toro y torero. Todas las miradas se dirigen hacia el albero.

La programación

Miguel Ángel Perera (doba actuación), Antonio Ferrera, Enrique Ponce, Julián López ‘El Juli’ (se encierra con seis toros), Juan José Padilla, José Mari Manzanares y Alejandro Talavante abanderan los llenazos a la vista. Trabajo para los acomodadores y apreturas entre los pagadores. Difícil desfilar hacia el baño -o a por el gin tonic- como en días anteriores.

Los carteles menores trajeron cemento. De aquí al domingo, la empresa se juega el beneficio. Los hierros de Santos Zapatería, Machancoses, Maylín y Cuartero resonarán en las vaquillas; Marcén, en roscaderos y anillas; y, entre tanto, habrá dos concursos (goyesco del 12 y toros de fuego, el sábado por la noche) de recortadores. También un desafío navarro-valenciano incluido en la Feria del Pilar más aragonesa de la última década. Al igual que aquí, en estas dos comunidades vecinas también se fusiona la pasión de las calles con el arte de la plaza. La fiesta en sus dos vertientes, que este miércoles tiene a Zaragoza como capital.

-Consulta el programa de las Fiestas del Pilar en HERALDO OCIO.

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