Una feria marcada por la despedida de Padilla y por la gesta del Juli

La feria que ayer arrancó tiene suficientes alicientes como para no quedarse en casa. Zaragoza puede decir que es el último gran puerto de la temporada. Esa feria de primera que siempre fue. Este año sí. Sobre el papel se presenta uno de los seriales más variados y rematados de los últimos años. Pese a que los aficionados echamos en falta un par de encierros con más motor, por fin se puede decir que las figuras, esas que tanto piden y poco dan, se han comprometido con su profesión y con nuestra plaza.

Desde Enrique Ponce a Padilla, pasando por la encerrona del Juli o el doblete de Perera. Gestos que se agradecen. Será este último, el extremeño Miguel Ángel Perera, el primero de los poderosos en poner pie en el amarillento albero misericorde para matar una de esas corridas que invitan a la guerra y obligan a tirar de bragueta. Junto con Ferrera y presumiblemente Álvaro Lorenzo en sustitución de Jiménez Fortes, se enfrentará a los Albaserradas de Adolfo Martín la tarde del día 11. Para honrar a la Virgen al día siguiente y con permiso de Enrique Ponce, el extremeño se acartelará de nuevo. Esta vez con el maestro de Chiva y el triunfador de Bilbao, Diego Urdiales.

Por su parte, Julián López ‘el Juli’ es el pilar sobre el que se sustentan la feria y el abono. Ha elegido Zaragoza para protagonizar una de las gestas de la temporada ya que, para celebrar su vigésimo aniversario de alternativa, se encerrará con seis toros de distintas ganaderías. A pesar de que la mayoría son los hierros habituales de sus últimas temporadas, hay que destacar la presencia en el cartel de la divisa aragonesa de Los Maños, que lidiará un toro que, a buen seguro, le pondrá el picante a la tarde.

La gran figura del toreo a caballo también estará presente en el ciclo pilarista. Diego Ventura hará el paseíllo mañana acompañado por el portugués Rui Fernandes y Andy Cartagena. Una apuesta arriesgada ya que el centauro se encierra hoy con seis toros de distintas ganaderías en Madrid. Entre ellas, la de Miura.

El serial lo completan un abanico de toreros más que interesante. Mal llamados de segunda fila, pueden presumir de haber protagonizado grandes faenas en los últimos años y haber cuajado toros en plazas tan importantes como Madrid o Bilbao. Juan Bautista dirá adiós a los ruedos esta tarde alternando con el enrazado José Garrido y una de las revelaciones de la temporada, Álvaro Lorenzo. Otro con gran cartel en Zaragoza es el de Antonio Ferrera. Reinventado, vuelve a la Misericordia con la corrida de Adolfo Martín y con la intención de demostrar que quizá merezca otro tipo de carteles. Veremos.

Los que se la juegan a una carta son los aragoneses. Ricardo Torres, Alberto Álvarez e Imanol Sánchez harán el paseíllo el lunes con la intención de firmar todos los contratos que merecen la temporada que viene. Acostumbrados a bailar con la más fea, este año tienen una buena oportunidad ante la corrida de la divisa salmantina del Pilar. Que la aprovechen. Lo que es seguro, es que se dejarán todo en el ruedo.

La última novillada que exige el pliego se postula como uno de los festejos más interesantes del ciclo. Tanto Francisco de Manuel como el salmantino Diosleguarde vienen arrollando y ya suenan con fuerza por los mentideros taurinos. Les acompañará Pablo Mora, que, tras dejar escapar un buen novillo de Fuente Ymbro en Madrid la pasada semana, tendrá en Zaragoza la oportunidad de demostrar el torero que es.

En la otra feria, la popular, las vaquillas seguirán reinando en las mañanas mientras la ganadería de Jesús Marcén se erige como pilar básico, protagonizando el concurso de anillas y el de roscaderos. Un desafío de bravura navarro-valenciano entre las ganaderías de Machancoses y Arriazu y el concurso de cortes goyesco completan el serial.

El adiós del pirata jerezano

Juan José Padilla dirá adiós a los ruedos españoles en Zaragoza siete años después de que aquel toro de Ana Romero lo dejase marcado para siempre en aquella fría tarde de octubre. Durante la lidia del cuarto de la tarde, mientras banderilleaba hacia las afueras, perdió el pie y cayó a merced del toro. El pitón recorrió su rostro y milagrosamente, con más de treinta cornadas en su haber, también libró la muerte aquel día. Como reza su evangelio, el sufrimiento también es parte de su gloria y, ataviado con un parche y sus patillas de hacha, meses más tarde volvió a vestirse el chispeante. Padilla volvió a nacer en Zaragoza como la figura del pirata lo hizo en Olivenza alternando con José Tomás. Lejos de retirarse, han pasado siete años en los que jamás ha dicho que no a ninguna plaza independientemente de su exigencia. Bilbao, Pamplona, Sevilla o la misma Zaragoza le han visto ondear la bandera pirata. Pero todo tiene su fin. El Jerezano ha decidido cerrar el círculo. La misma plaza que le cambió la vida le verá marcharse. Dirá adiós a los ruedos el último día de feria acompañado por dos figurones del toreo como Alejandro Talavante y José María Manzanares. Ante una plaza abarrotada, la corrida de Núñez del Cuvillo pondrá fin a su carrera tras 24 años de alternativa en los que nunca ha dejado indiferente a nadie. De momento ha conseguido agotar el papel.