César Falo: "Para mí, viajar por los archivos ha sido fascinante"

El comisario de este proyecto en cuatro espacios, que abarca cuatro siglos, dice que la celebración tenía tradición y que él recibió "una bofetada de humildad".

César Falo, comisario del proyecto, ante una de las primeras representaciones de la comparsa, casi omnipresente.
César Falo, comisario del proyecto, ante una de las primeras representaciones de la comparsa, casi omnipresente.
Guillermo Mestre

César Falo (Zaragoza, 1950) ha vivido, durante casi tres años, una experiencia fascinante: ha indagado, ha documentado y ha recuperado la historia de las fiestas del Pilar a través de más 60.000 registros, y ese trabajo de muchos desvelos y pesquisas infinitas en archivos, ha cristalizado en la muestra ‘Zaragoza y las fiestas del Pilar’, repartida en cuatro espacios: en la cripta, centrada en la historia; la disputa entre las fiestas oficiales y las fiestas populares, en el Espacio Tránsito; otra en la primera planta sobre las fiestas de la democracia, todas en el Centro de Historias, y un cuarto, en el Torreón Fortea, sobre cómo, dónde y quiénes hacen la fiestas.

César Falo empieza a relajarse. "Esta muestra la he podido hacer porque ya estaba jubilado y porque he contado con muchos colaboradores". La idea que él había barajado, con Joaquín Merchán, director del Centro de Historias, era hacer unas fiestas de la democracia. Cuando empezó a abrir las carpetas de Festejos, que se habían trasladado del altillo o las buhardillas del Teatro Principal al Torreón Fortea, se encontró con algunas sorpresas: había habido muchas más fiestas.

"En realidad, se remontaban ya a 1613, cuando se declaró festivo el día del Pilar. Todo lo que iba descubriendo era como un ‘shock’ y una bofetada de humildad. Nuestras fiestas no eran el ombligo del mundo". No se habían inventado en la democracia. "La calle no excluye. Viajar por los archivos ha sido fascinante: a lo largo del tiempo vas descubriendo unas fiestas en torno a la Virgen, con su desfile, la procesión general y los pasacalles y las cabalgatas", añade. De todo ello se reproducen originales, facsímiles, fotos, carteles, varios documentos.

Una vez que tuvo una idea bastante clara de la biografía en el tiempo de las fiestas, optó por una exposición esencialmente iconográfica, alejada de lo académico, con escasas notas, casi siempre asépticas, que siguen los titulares de prensa. "La exposición aborda todos los períodos: los inicios, el desarrollo, los ecos, cómo se adentran en el siglo XIX y el XX, donde es importante la llegada del ferrocarril y donde hay que recordar también que la gente venía en caballerías; las fiestas en la II República y el corte de la Guerra Civil. Y luego los cambios, se vuelven mucho más religiosas: Franco estuvo en las de 1939, por ejemplo, y ahí se veían muchas cosas: la religión, el ejército, la Falange. El cambio que se inicia a finales de los 50 y el impulso de la democracia", dice.

"Creo que hay tres niveles de comprensión: uno, basado en los titulares de prensa y las imágenes; otro, marcado por la anécdota que nos ofrece claves de época; y un tercer nivel que explica el contexto histórico, social y cultural", observa. Confiesa que no se trataba de agotar ningún tema –el teatro, la jota, los carteles, el circo, las ferias–, pero están todos, que se trata de que la gente se reconozca y de que perciba que la ciudad, Zaragoza, está como un paisaje de fondo, igual que las constantes de la fiestas, con la comparsa de Gigantes y Cabezudos como nexo de unión".

Coleccionista de ediciones de ‘Las mil y una noches’ y de William Shakespeare, apasionado de la ilustración y la escultura románica, elogia el trabajo coral de la muestra y la generosidad de las Brigadas Municipales, "siempre capaces de llegar a todo".

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