Los infanticos, voces únicas y entrega entusiasta

El origen oficial de la Escolanía del Pilar se remonta al siglo XVII, aunque hay datos que lo sitúan cuatro siglos atrás.

El Colegio Escolanía de infantes del Pilar es una de las instituciones musicales aragonesas más antiguas. A sus alumnos se les conoce cariñosamente como los infanticos; están al servicio de las dos catedrales de Zaragoza, la Seo y el Pilar, y atienden al culto en el coro y en el altar como acólitos, además de su tradicional función de pasar niños por el manto de la Virgen en la basílica del Pilar.

Se trata de una institución definida desde el siglo XVII, pero hay datos que sugieren una creación más antigua, como la figura de Santo Dominguito de Val (que murió mártir en 1250), el niño cantor de la Seo del Salvador, o el testamento de doña Berenguela de Fluvián, fechado en 1317, en el que se cita a los infantes de coro de la Seo.

De este colegio han salido a lo largo de la historia importantes músicos aragoneses de prestigio nacional e internacional como Juan Francisco Agüeras, autor de la música de ‘Bendita y alabada’ o el darocense Ángel Mingote, profesor en el Real Conservatorio de Música y Director artístico de la Unión Musical Española. También hay que destacar a Pedro Calahorra, Javier Artigas (director técnico del Festival de Música Antigua de Daroca) o el musicólogo Alberto Cebolla. El talento cantor de los infanticos ha brillado en Alemania, Austria, Francia e Italia, entre otros puntos de Europa.

Actualmente, la Escolanía tiene a una veintena de alumnos de entre 6 y 12 años. "El resto de Escolanías se dedican solamente a cantar, mientras que nuestros infanticos han de conocer cómo se desarrolla la liturgia y qué elementos entran en cada momento, o algo tan importante como acompañar a otros niños para hacerse una foto bajo el manto", explica José María Berdejo, director de música de las catedrales de Zaragoza e infantico entre 1982 y 1989.

El día a día de los infanticos del Pilar

Comienzan a las 8.30 en el colegio, ubicado en la calle Jardiel, y luego asisten a la misa de las 9.00 como coro, ataviados con su característica sotana roja, 'el cuellecillo' también de color rojo con unas tiras blancas que sirven para ocultar la camisa- y el roquete, de color blanco. Sus clases empiezan a las 10.00 y acaban a las 19.30; en medio hay recreos y paradas para comer y merendar. Acaban su jornada con el canto de la Salve a la Virgen del Pilar, y vuelven a sus casas. Hasta hace cuatro años estaban internos; de hecho, cada uno tiene su cama en la Residencia de la Escolanía porque, en ocasiones puntuales, por circunstancias familiares o por servicios tempranos en el Pilar, los alumnos se quedan a dormir. "Nos reunimos de lunes a sábado dos veces al día, y los domingos a las 10.00 para la misa capitular", indica Berdejo. En cuanto a los pases de los niños por el manto de la Virgen, se hacen dos veces al día, a las 13.30 y a las 18.30, y los infanticos se turnan el servicio por parejas durante toda la semana, incluidos los fines de semana.

Durante el tiempo que permanecen en el colegio, los niños toman lecciones de piano, lenguaje musical y canto, que les ocupan tres horas diarias. "Llevan la misma programación que el Conservatorio Profesional de Música, y cuando acaban 6º de primaria salen del colegio con un nivel de final de grado elemental", aclara Berdejo. En el centro se imparte el ciclo de primaria completo, desde 1º a 6º curso, en tres clases con un máximo de ocho alumnos, algo que permite que reciban un trato totalmente personalizado. Además, los alumnos disfrutan de una beca otorgada por el Cabildo Metropolitano de Zaragoza y su estancia, manutención y educación es totalmente gratuita. Para acceder al centro, estos niños han de superar una serie de pruebas musicales y pedagógicas que se realizan durante el periodo de preinscripción. "Explicamos a las familias que es necesario un compromiso por parte de los padres, ya que son niños muy pequeños y su actividad requiere un gran esfuerzo por su parte", explica Berdejo.

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