El Ayuntamiento estudia junto a la Cámara de Comercio cómo frenar las emisiones industriales

Aunque se reduce la contaminación del tráfico, la mitad del CO2 de la ciudad procede de las fábricas. La movilidad eléctrica y la recogida selectiva, bazas para cumplir los objetivos medioambientales.

Una de las alternativas es coger el transporte público.
Una de las alternativas es coger el transporte público.

Cuando las administraciones, por fin, decidieron vestirse de verde y poner en marcha estrategias contra el cambio climático fijaron sus objetivos en un horizonte entonces lejano: el año 2020. Después de tres lustros de experimentos y programas, se ha avanzado en la reducción de emisiones, pero aún queda un largo trecho –y apenas 16 meses– para cumplir los compromisos medioambientales.

En Zaragoza los gases de las fábricas constituyen la variable que más preocupa en la estrategia de cambio climático y el Ayuntamiento y la Cámara de Comercio van a coordinar sus iniciativas para tratar de poner coto a estas emisiones. "Así como la mayor parte de los óxidos de nitrógeno proceden de la movilidad, en lo que a CO2 respecta, la mayoría llega del sector industrial", informa la concejal de Medio Ambiente Teresa Artigas.

Lejos de reducir sus emisiones contaminantes, en los últimos diez años el sector industrial ha experimentado un auge y más de la mitad del CO2 de la ciudad proviene de las fábricas. Con la intención de "incorporar al sector privado a unos objetivos medioambientales comunes", la Cámara de Comercio y el Consistorio van a elaborar un programa de trabajo común. En primera instancia se recopilarán datos mediante encuestas para ver la situación real de cada industria y su predisposición al cambio. Después, está previsto que se puedan hacer pruebas piloto en uno o dos polígonos industriales.

Explican fuentes municipales que la nueva estrategia de calidad del aire, la llamada Ecaz 3.0, poner ahora el horizonte en el año 2030 y prevé reducir la emisión de 751.452 toneladas de CO2 cada año a la atmósfera de la ciudad.

Adhesiones voluntarias

Sus cuatro ejes de actuación se basan en el diseño urbano, la movilidad, los servicios públicos y, precisamente, la industria, que es donde menos margen de maniobra tiene como administración porque el Ayuntamiento no tiene capacidad de regular este sector.

Por ello, el equipo de gobierno busca la colaboración de la Cámara de Comercio y, de momento, propone un manifiesto de adhesión voluntaria a la estrategia de calidad del aire dirigido a las empresas de la ciudad. Al margen de las emisiones, los expertos consideran que las industrias de la capital aragonesa deberían reducir un 4% el consumo de energía antes de 2030.

"Tenemos previsto estudiar más medidas en el sector privado, muy de la mano de lo que marque el nuevo gobierno de España –explica Artigas–. Una de las pegas hasta ahora de la reducción de emisiones, por ejemplo, residenciales han sido las políticas energéticas, que han tirado abajo el sector de las renovables en España. Ojalá se retomen ahora y los ayuntamientos puedan incentivar su expansión", dice la responsable de Medio Ambiente.

Con la estrategia anterior, analizando el último inventario de emisiones 2005-2015, se consiguió una reducción de la contaminación del 18%, nada desdeñable, pero por debajo de lo previsto debido "al freno a las energías renovables y al crecimiento de la industria", explican.

No obstante, también preocupa que la nueva edificación que se está reactivando avance hacia la eficiencia energética y, sobre todo, que las políticas de Movilidad que salgan del próximo resulten efectivas. Reducir el uso del coche y fomentar la bicicleta no está dando los resultados esperados: la contaminación por el tráfico aumenta en la ciudad pese al tranvía y los carriles bici. Las emisiones de CO2 en Zaragoza de 2015 y 2016 fueron un 6% superiores a las del año 2010, lo que ZEC achaca a la recuperación económica y la oposición, al "estrangulamiento" de la circulación que provoca más atascos.

Algunas iniciativas verdes

Recogida selectiva. Zaragoza se da un plazo de doce años para reducir a la mitad los residuos domésticos: en el Actur ya hay contenedores marrones con llave y en septiembre llegará la recogida pueta a puerta a 1.600 comunidades de vecinos del Centro. Movilidad eléctrica. Al margen de los buses, en Zaragoza se está probando una barredora 100% eléctrica (que ahorra un 75% del consumo), camiones de recogida de basura híbridos y se han comprado también diez nuevos coches eléctricos para la Policía Local. Azoteas verdes. Las azoteas de los edificios municipales se van llenando poco a poco de placas solares con el fin de reducir emisiones de CO2. En 2012 se llevó a cabo la experiencia piloto en el Seminario y el colegio Cándido Domingo y se ha ido extendiento a otros inmuebles. Eficiencia energética. Santisteve afirmó hace dos años que su intención era que antes del fin del mandato (para lo que quedan diez meses) la ciudad optaría directamente a la subasta de energía "para no depender de los oligopolios". De momento, no ha habido avances. Transporte público. Hasta cinco modelos diferentes de buses eléctricos se están probando este año en la línea 38. También está previsto que después del verano se implante una línea electrificada, con pantógrafos en las terminales de carga rápida. Alumbrado. Para reducir el consumo, el Ayuntamiento está cambiando 1.369 bombillas obsoletas poco eficientes y contaminantes por luces led. La inversión, para la que se cuenta con una línea de ayudas del Ministerio de Energía, asciende a 821.169 euros. Mejor del grifo. Con la campaña para fomentar el consumo de agua de grifo se han distribuido decantadores, que contribuyen también a reducir la producción de envases plásticos. Medio centenar de establecimientos hosteleros participan en la iniciativa. Concienciar e implicar a los vecinos. En los barrios, poco a poco, van surgiendo iniciativas "para mejorar la calidad medioambiental de la mano de los vecinos", explican en el colectivo El Ganchillo Social, donde trabajan en un programa para llenar de macetas las calles de San Pablo y Boggiero. El proyecto ‘El patio verde’ trata de crear una especie de jardín urbano a través de las plantas, que "hacen que los espacios sean más alegres y acogedores". "Además, ayudan a oxigenar el aire y pueden ser un elemento para trabajar la cohesión vecinal", cuentan.

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