Las relaciones con el Gobierno de Aragón continúan enconadas

La deuda del tranvía, los juzgados de la plaza del Pilar o el ICA, principales desencuentros entre las dos instituciones.

Reunión de Lambán y Santisteve en marzo de 2017.
Reunión de Lambán y Santisteve en marzo de 2017.
José Miguel Marco

La falta de sintonía entre el presidente Lambán y el alcalde Santisteve ha sido más que manifiesta en los últimos tres años y no parece que vaya a cambiar en los coletazos de la legislatura. La última muestra de esas desavenencias fue el retraso de la DGA a la hora de autorizar al Ayuntamiento una operación de deuda bancaria de 24,8 millones, hecho que se produjo el pasado 13 de agosto, tras semanas de tensión y algún que otro exabrupto.

Este permiso posibilita al gobierno de ZEC acometer inversiones como la operación asfalto, el plan de vivienda joven, las obras del centro cívico de Rosales o la reforma de Tenor Fleta, si bien no por ello parece que el Pignatelli y la plaza del Pilar vayan a aproximar posturas.

Las últimas discusiones entre las dos administraciones han sido a costa de la reforma de los antiguos juzgados, de la capilla de Torre Ramona, la tardanza en ceder el Parquin Norte y, sobre todo, del impuesto de contaminación de aguas (ICA). El Ayuntamiento ha llegado a sugerir la insumisión fiscal con el tributo y virales son los vídeos de algunos concejales rompiendo los recibos.

Otro tema espinoso es la enorme deuda del tranvía (unos 40 millones), que no se ha conseguido abordar todavía. El sellado del vertedero o el proyecto para hacer del pabellón Puente un icono de la movilidad eléctrica son otros asuntos que deberían tratarse en una bilateral que nunca acaba de llegar.

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