Quejas por el deterioro y la falta de limpieza de algunos buses urbanos

En 2017, la empresa fue sancionada por el Ayuntamiento por estar por debajo de los estándares mínimos todos los meses del año.

Agujeros en el interior del vehículo, un autobús de la línea 42.
Agujeros en el interior del vehículo, un autobús de la línea 42.

Chapas sueltas, asientos despegados y hasta agujeros en el interior de un autobús urbano de Zaragoza. Esta es la denuncia de un usuario, que pone de manifiesto la falta de limpieza y "la mala conservación" del vehículo, además de apuntar que "no es el único en estas condiciones. Las fotos, tomadas el pasado lunes 31 de julio, corresponden al autobús 4584 de la línea 42.

Desde el Colectivo Unitario de Trabajadores (CUT) aseguran que "no se trata de un caso aislado" y que las quejas sobre este asunto son algo continuo. "Hemos denunciado en repetidas ocasiones la falta de limpieza en el interior de los vehículos", explica Javier Anadón, portavoz de CUT.

Además, señalan que, aunque se van poniendo en circulación nuevos vechículos, el 70% de la flota, compuesta por cerca de 330 autobuses, se acerca a los 16 años de antigüedad.

Por otra parte, critican la "falta de respuesta" por parte de Avanza Zaragoza, a la que han comunicado en reiteradas ocasiones estos problemas. "En el caso de los asientos deteriorados, la empresa tomó la decisión de quitarles el tapizado y dejar solo el plástico", explica Anadón. Una medida que, desde su punto de vista, repercute en la comodidad del viajero, especialmente en verano, cuando las temperaturas son más altas.

Además del asunto de la limpieza, a cargo de un servicio externalizado, CUT también apunta a la carencia de mantenimiento de los vehículos, acusada especialmente en verano por "la falta de personal de taller".

Sanciones a la empresa

El sindicato también ha trasladado sus molestias al Ayuntamiento de Zaragoza, que apunta que la actual contrata del bus urbano tiene un sistema de inspección permanente. “Se trata de un Índice de Calidad del servicio, que de manera constante -a través de inspectores que rinden cuentas directamente al Ayuntamiento- controlan diferentes aspectos de dicho servicio: desde la puntualidad hasta la brusquedad de la conducción, pasando por el mantenimiento de los autobuses, su limpieza o la calidad en la atención al cliente”, explican fuentes consistoriales.

Para cada uno de esos parámetros, la empresa debe cumplir unos mínimos de calidad establecidos y “si están por debajo del nivel exigido, que suele ser del 95%, se les penaliza económicamente”.

Solo en 2017, las penalizaciones para Avanza en cuestiones de limpieza y mantenimiento del interior ascendieron a más de 83.000 euros, según los datos que maneja el Ayuntamiento. La limpieza estuvo por debajo del mínimo exigido todos los meses del año, lo que acarreó para la empresa más de 44.690 euros de sanción. En cuanto al mantenimiento, la penalización fue de 38.827 euros, ya que solo alcanzó los mínimos de calidad en cuatro de los doce meses del año.

El Ayuntamiento reitera que “se está muy encima de la empresa para que cumpla el contrato firmado”, aunque es aseguran que “es de lamentar que en ocasiones se vean imágenes como esas”.

Avanza Zaragoza, por su parte, rechaza valorar las sanciones impuestas por el consistorio e insiste en que en estos momentos están llevando a cabo "una acción importante" de mejora en los vehículos. "Estamos sustituyendo las tapicerías en una serie de autobuses que lo necesitan, entre ellos el 4584 -al que hacen referencia las fotografías-, que está entre los vehículos pendientes de arreglo".

Además, recalca que la empresa cuenta con "grandes profesionales de taller y mantenimiento en cantidad suficiente para llevar a cabo las actividades previstas" y señala que la eliminación de las tapicerías de algunos autobuses responde a motivos de salubridad: "Comenzamos a quitarlas hace más de dos años porque el plástico es más higiénico, de hecho, todos los autobuses nuevos vienen con asientos de este material".

Las quejas, mejor por escrito

En cuanto a las quejas de los usuarios al respecto, Anadón asegura que la mayoría de las que se producen "son verbales", por lo que les anima a comunicarlas por escrito a las asociaciones vecinales de la ciudad o la Unión de Consumidores de Aragón.

Desde el sindicato temen que esta situación pueda llegar a repercutir en la seguridad de los viajeros y recuerdan el susto vivido el pasado mes de mayo, cuando un urbano de la línea 23 perdió una rueda. Afortunadamente no hubo que lamentar ningún daño personal, pero Anadón asegura que si la rueda llega a salir rodando "hubiera podido ser una catástrofe" y lamenta tener que presenciar "cómo se está deteriorando la calidad del servicio".

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