Miguel Jaime, alcalde de Longares: "El Paloteo de Longares es nuestra seña de identidad más viva"

2018 es un año especial para Longares, con el 350 aniversario de su Paloteo.

El 2 de septiembre será un día muy grande. Siempre se vive con mucha emoción el dance, pero esta vez todavía más porque cumplir tres siglos y medio es un motivo de satisfacción y alegría. Quiere decir que lo hemos mantenido vivo generación tras generación y que podemos presumir.

¿Es un gran patrimonio para el pueblo?

Sí, y además goza de muy buena salud porque contamos con unos 200 danzantes aproximadamente y con una media de edad muy joven, con lo cual invita a pensar que el futuro es muy prometedor. Es la seña de identidad más viva del pueblo, una tradición que todo el mundo guarda muy bien.

¿Qué se ha preparado para conmemorar la efeméride?

Nos hemos volcado con la promoción: Fitur, carteles, redes sociales…. Las principales obras se han hecho en la plaza de la iglesia y la calle Escolano. Se acaba de restaurar el retablo de la Anunciación de la iglesia parroquial, cuyas hornacinas guardan las reliquias de los santos Vicente y Gonzalo, que este año cumplen 350 años desde su llegada al municipio (la actuación ha costado 18.000 euros, financiada gracias a un convenio entre la DPZ, la Diócesis de Zaragoza y el Ayuntamiento). La Asociación El Rudero ha preparado una exposición de fotos y Bodegas Covinca ha sacado un vino etiquetado especial.

Desde 2003 usted lo vive como alcalde.

No lo vives igual, es muy diferente. Porque no es lo mismo danzar que tener que presidir y cerrar la procesión. Siempre había paloteao y ahora protocolariamente me toca ocupar otra posición.

¿Qué otras cosas ha tenido que asumir desde entonces?

Que la alcaldía es una actividad permanente, que en cualquier momento del día y en cualquier lugar te puede sonar el teléfono y te llega la noticia que sea, buena o mala. Aunque suelen ser más malas que buenas. Pero de todo hay.

¿Cuál le viene a la mente?

En 2011 se nos escapó un novillo de la plaza de toros. Cayó encima del público y causó varios heridos por cornadas que tuvieron que estar ingresados. Nos tuvo todo un día en vilo, porque se escapó por el término municipal y lo perdimos de vista. Tuvo que venir un helicóptero de la Guardia Civil desde Cantabria para localizarlo y 24 horas después lo pudimos coger.

¿Cómo comienza su vínculo con la política?

Fui concejal en 1995 como número tres, hicimos un grupo para cambiar las cosas. Al siguiente fui como cuarto y quedé fuera, y en 2003 ya encabecé la lista. Conformamos un buen equipo y alguno todavía sigue como concejal. El primer año sacamos tres concejales, pero desde entonces hemos encadenado mayorías absolutas.

¿Se pone un límite?

Para ser alcalde o concejal lo principal es tener ilusión y ganas de trabajar, porque es un esfuerzo considerable: meter muchas horas y quitárselas a la familia. Es importante encontrar un equipo con el que compartir la carga de trabajo. Este año las dos personas que más tiempo llevan han decidido dar un paso atrás y es el momento de que entre gente nueva.

¿Se ha recuperado el pueblo del vendaval del 1 de julio?

Fue un palo muy duro, pero hay que dar gracias porque fue después de comer y se jugaba el España-Rusia del Mundial, por lo que había mucha gente en sus casas y casi nadie en la piscina. Han sido 70 incidencias en inmuebles y un perjuicio de más de 100.000 euros, sobre 20.000 del Ayuntamiento y 80.000 a particulares.

¿Y en el campo?

Hubo daños en 400 hectáreas de viñedo y cereal, que para un pueblo eminentemente agrícola como este son muy importantes. Además en un año que era bueno.

¿Han pasado ya los peritos?

Sí, pero están entre si se hace cargo la compañía aseguradora o el Consorcio de Compensación.

¿Se van a solicitar ayudas?

He mandado todos los daños a Delegación del Gobierno para que los remita al Ministerio de Economía. Lo que queremos es que con esos datos reduzcan el Índice de Rendimiento Neto en la estimación objetiva del IRPF de las actividades agrarias.

Dentro de la agricultura local, el vino es importante.

La bodega es la principal empresa, donde trabajan unas 30 personas y donde la mayoría de los agricultores llevan su cosecha. Es el motor económico de la localidad.

Como Ayuntamiento, ¿cuál es el principal problema?

La financiación. Nos tratan como el patito feo de la Administración cuando generamos superávit y eso se utiliza para maquillar el déficit de Comunidades Autónomas o del Gobierno central. Y por otra parte la despoblación. Aquí todavía tenemos 800 habitantes y nos salva nuestra situación logística, pero la tendencia es a la baja. Nuestro objetivo es conservar población manteniendo y mejorando servicios e infraestructuras, reduciendo diferencias entre el medio rural y urbano.

¿Qué proyectos hay pendientes?

Este mandato lo hemos centrado en renovar calles y redes, pero en el cajón tenemos proyectos por valor de 1,5 millones. Al centro de día le falta el empujón definitivo y se valora en 500.000 euros.