“No es normal que veamos que las palomas se mueren en este barrio de 30 en 30, algo no funciona bien”

Los vecinos del Picarral muestran su preocupación por los escapes que se producen en las fábricas de los alrededores y exigen que se extremen las precauciones.

Vista del Picarral
Vista del Picarral

Los vecinos del Picarral están preocupados por los escapes que se han producido en las fábricas de los alrededores en los últimos meses. “No podemos seguir aceptando la situación, por eso insistimos tanto a la DGA como al Ayuntamiento de Zaragoza que extremen las precauciones y tengan más controles”, indica el presidente de la asociación vecinal Picarral-Salvador Allende, Javier Artal.  Los residentes aseguran que se han encontrado últimamente “con sorpresas muy desagradables”, y señalan que “no es normal que veamos que las palomas se mueren en este barrio de 30 en 30, algo no funciona bien”.

Artal cuenta que a la sede de la asociación llegan con frecuencia vecinos quejándose de “ir encontrando por la calle cadáveres de palomas, eso genera mucha intranquilidad”. Además, denuncian que si preguntan de qué han muerto cuando se las llevan a analizar “nadie nos da una respuesta en firme”. Los escapes de las fábricas, aunque no todos sean tóxicos, también inquietan al vecindario, así como el estado de los desagües.

“No sabemos qué está pasando ni arriba en las chimeneas de las fábricas ni debajo del subsuelo”, dice el presidente. Desde el colectivo vecinal solicitaron hace seis meses a la concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Zaragoza una información concreta al respecto, pero “cuando insistimos se nos dice que no nos preocupemos, que está todo bien y no hace falta analizar más”.

Desde TEREOS Starch & Sweeteners Iberia, fábrica situada en el Picarral, explican que "en diciembre de 2017 la Unidad Verde del Ayuntamiento se puso en contacto con nosotros para recabar información por si podía haber alguna relación entre los episodios de las palomas muertas y nuestra empresa. Colaboramos con ellos y aportamos la información que nos solicitaron. Desde entonces no hemos tenido ninguna noticia al respecto. Por tanto, entendemos que no hay relación alguna con nuestra empresa”.

Respecto a los escapes, manifiestan que en noviembre de 2017 y enero de 2018 tuvieron “dos incidencias puntuales en nuestros efluentes”. La primera, relativa a vahos de ácido sulfhídrico en el alcantarillado dentro del límite legalmente establecido. La segunda, referente a una pequeña mancha de espuma. TEREOS asegura que “en ambos casos se llevaron a cabo las acciones y controles necesarios para que las incidencias no se vuelvan a repetir”, por lo que desde la empresa quieren volver a enviar “un mensaje de tranquilidad a los vecinos del barrio".

A pesar de las buenas intenciones, los vecinos del Picarral sienten que viven en “un barrio extra de la ciudad”, porque “nos dicen que somos de Zaragoza para pagar impuestos, pero a la hora de la verdad no tenemos las mismas atenciones ni servicios que el resto de barrios”. El presidente de la asociación considera que se les ha incluido en el distrito de El Rabal “por mera continuidad física”, y lamenta que “a la hora de hacer mejoras,  todos los gobiernos que han ido pasando por el Ayuntamiento han priorizado la zona más próxima al Ebro”.

Respecto a la falta de servicios, la AVV cuenta que no tienen “centro cívico, biblioteca, casa de juventud, ludoteca, ningún espacio para la infancia ni piscinas municipales, y así un largo etcétera”. Otro de los problemas que persiste en el barrio es la recalificación de los terrenos de Aceralia. Al colectivo vecinal le gustaría que se reservara el suelo para un apeadero ferroviario, para cuando exista la conexión transpirenaica por Canfranc o la de cota a media altura, algo que “impulsaría al barrio hacia la proyección de un espacio mucho más habitable y conexionado con la ciudad”, opina el presidente, pero por el momento toda operación está paralizada.

Artal dice que “hay buenas palabras, pero pocos hechos”. Desde la asociación se pusieron en contacto con los diferentes implicados en el plan Aceralia y dicen que consiguieron “poner a todo el mundo de acuerdo”. Cuando fueron al Ayuntamiento, hablaron con los partidos políticos y el representante vecinal recuerda que “todos apostamos por una serie de proyectos de futuro que ahí siguen, aparcados”.

Los vecinos están a la espera de que se haga un nuevo plan después de que fuera anulado el anterior por el Supremo. En la asociación vecinal hubo un encuentro con los diferentes grupos municipales en plena campaña electoral, antes de las pasadas elecciones, “y dijeron que nos apoyaban y aquí estamos, en lo mismo que en el último debate”, explica Artal. Por eso, ahora que se acercan nuevas elecciones, los vecinos esperan “que las buenas palabras dejen de caer en saco roto”.

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