La Cartuja Baja da el estirón

La Asociación Comparsa del barrio rural abandera la construcción de dos gigantes, que bailarán por las calles por primera vez en las próximas fiestas de San Roque.

Un momento del cincelado del rostro de Jerónima Zaporta.
La Cartuja Baja da el estirón

Llevan días diseñando, modelando y cincelando dos enormes bustos. Lo hacen, claro, con la ayuda de una escalera de mano porque –es lo que tiene– las figuras son gigantes y no basta con ponerse de puntillas. La Asociación Comparsa de La Cartuja, en colaboración con la junta vecinal, ha impulsado la creación de dos enormes personajes en cartón fallero que, si todo se da bien, se estrenarán por las calles del barrio rural en las próximas fiestas de San Roque, esto es, en apenas mes y medio.

Los gigantes representan a Jerónima Zaporta y Alonso de Villalpando, promotores de la construcción de La Cartuja Baja hace ahora cuatro siglos, y el taller –en el que participan no pocos niños– se está llevando a cabo los fines de semana con la dirección artística de los escultores Nemesio Mata y Marta Martínez.

"El proyecto lleva gestándose un tiempo. Hace meses que trabajamos en la coordinación, el presupuesto, los materiales, las estructuras internas... En La Cartuja nos pusimos manos a la obra con los vecinos desde el pasado 1 de junio para iniciar la fase de modelado", explica Marta Martínez, en cuyo haber artístico figura –por ejemplo– la placa que cubre la cápsula del tiempo de la Harinera de San José. En las últimas semanas ha sido una docena de vecinos los que se han empleado a fondo en la construcción de los cuerpos y estructuras de madera para que los gigantes puedan bailar y «también es importante la confección textil para vestirlos y dejarlos aún más guapos», apunta Martínez. A quienes se dedican al modelado, las escayolas, el lijado, la pintura y el barnizado, hay que sumar a los niños que también echan una mano haciendo bocetos o proponiendo accesorios para las figuras que medirán tres metros y medio cuando estén acabadas.

De hecho, los personajes también sirven para dar a conocer a la chavalería parte de la historia del barrio, pues la cartuja original –según cuentan los exégetas– se debe al noble caballero zaragozano Alonso de Funes y Villalpando y a su temperamental esposa Jerónima Zaporta, rica heredera nieta del famoso banquero Gabriel Zaporta, quien fue la verdadera ejecutora del proyecto. La primera piedra del monasterio de la Inmaculada Concepción –que ahora es ámbito de residencia de los vecinos de La Cartuja– se puso en 1651. Los libros de actas relatan circunstancias excepcionales como cuando hubo que dejar el monasterio a toda prisa en junio de 1808, por aviso de Palafox, y también los estragos que causó en 1836 la desamortización de Mendizábal.

Divulgar estos apuntes históricos forma parte también del objetivo que se ha marcado la recién creada Asociación Comparsa de La Cartuja «para favorecer y difundir la animación cultural, tradicional y callejera del barrio», explica su secretario José Manuel Borja, que pone el acento en que esta actividad fomenta "valores positivos como el trabajo en equipo intergeneracional". "La incorporación de estos gigantes, junto con el nuevo grupo de dulzaineros a la comparsa, potencia la tradición popular de gigantes y cabezudos de La Cartuja", concluye Borja.

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