La Policía Nacional ha asestado un importante golpe a la mafia georgiana y ha desarticulado una célula itinerante que tenía previsto instalarse durante al menos tres meses en Zaragoza. El jefe superior de Policía en Aragón, José Ángel González, ha destacado este jueves la importancia de esta operación puesto que se trata de un grupo muy organizado y especializado en reventar pisos. De hecho, en poco más de un mes y antes de que comenzara la "campaña de verano" habían robado ya en 40 viviendas dinero y joyas, de las cuales se ha logrado recuperar un millar, 400 de ellas de oro y diamantes.

Los tres arrestados son dos rusos y un georgiano que se hacían pasar por estudiantes israelíes –con pasaportes falsos– que habían llegado a Zaragoza para estudiar un máster. Se alojaban en dos casas de la zona del distrito Universidad y en una de ellas, que hacía de piso franco, vivía el jefe del clan, el georgiano B. U.

El comisario jefe de la Brigada de Policía Judicial, Antonio Royo, ha indicado que el grupo trabajaba adoptando extremas medidas de seguridad similares a las utilizadas por organizaciones terroristas como ETA. «Cada vez que salían o entraban en los domicilios o se montaban en sus coches uno vigilaba y los otros se tomaban el tiempo necesario para comprobar si había alguna reacción policial. Incluso cuando salían se paraban a 50 metros y seguían vigilando", ha manifestado.

Royo ha añadido que cuando se dieron cuenta de que estos delincuentes estaban asentados en Zaragoza tuvieron que variar el plan operativo previsto para controlar los robos en pisos e implicaron a las cinco comisarías de distrito de la capital y a los agentes de la Brigada de Seguridad Ciudadana. 

Por su parte, el inspector jefe del Grupo de Robos, Fernando Sánchez, ha explicado que la mafia georgiana se estructura en células autónomas que entregan dinero una vez al mes al ‘vor v zakone’ (o ladrón en la ley, máximo grado en la mafia rusa), para una caja común que es como su seguridad social y de donde se financia el jefe y el resto del grupo criminal.

Precisamente fue la detención de uno de ellos el pasado 24 de junio en el peaje de Martorell (Barcelona) cuando se dirigía a hacer la entrega al jefe la que precipitó la operación policial. El delincuente fue interceptado en un turismo con 9.000 euros en efectivo y, ocultos en un hueco en el maletero al que se accedía tras unas complicadas maniobras mecánicas, tres botes de conserva simulados llenos de joyas de oro y diamantes.

A partir de su arresto se decidió entrar en los domicilios de Zaragoza y apresar a los otros dos delincuentes. Cuando accedieron al piso de B. U. en Zaragoza, los agentes lo sorprendieron practicando con bombillos y ganzúas que fabrican manera artesanal -"estaba haciendo I+D+I", ha ironizado el jefe superior- y con las que logran abrir todo tipo de cerraduras. «Incluso algunas que considerábamos infranqueables», apuntó el inspector jefe Sánchez.

El modo de operar de estas bandas es sencillo. Tocan a los timbres y si no hay nadie en las casas, entran a robar. También suelen colocar testigos o señuelos transparentes del tamaño de una uña para ver si la puerta se ha abierto durante un periodo de tiempo o no. Solo necesitan quince minutos para hacerse con un botín y eluden las casas ocupadas y el enfrentamiento directo para evitar ser identificados.

Detenidos por 40 robos en pisos de Zaragoza

Hasta el momento han sido 11 los perjudicados que han reconocido sus objetos robados entre los recuperados por la Policía de Zaragoza, aunque la operación, bautizada como Shalom, todavía sigue abierta y los agentes esperan que otros denunciantes encuentren sus efectos personales. El inspector jefe Sánchez reconoció que es una "gran satisfacción" ver la cara de las personas cuando logran recuperar unos objetos de valor económico y sentimental que en algunos casos son joyas de la familia o llevan años con ellas.

Además de las mil piezas de joyería y los 9.000 euros en efectivo, los agentes se incautaron de una ingente cantidad de herramientas, destornilladores, bombines y llaves, entre otros objetos.

Los detenidos, los rusos M. S. e I. K. y el ya mencionado georgiano B. U., fueron enviados a prisión tras declarar ante el juez imputados por robos y falsificación de documento oficial.