Iconos (no) tan singulares

Las arquitecturas de Ranillas son maravillosas pero distan de ser únicas. Así como las sinuosas formas del pabellón puente de Zaha Hadid se pueden disfrutar en muchos otros rincones del planeta, lo mismo sucede con algunos símbolos (no tan) zaragozanos.

Una estatua de letras de Jaume Plensa en el puerto de Antibes, en Francia.
Una estatua de letras de Jaume Plensa en el puerto de Antibes, en Francia.
Heraldo

La arquitectura no tiene ‘copyright’, al menos, la de la Expo. Aunque muchos creyeran que en Zaragoza iban a ver piezas únicas, lo cierto es que basta echar un vistazo en las redes sociales para comprobar que muchos edificios y esculturas de Ranillas tienen ‘parecidos razonables’ en otras ciudades. Es normal que los autores impongan su sello en las creaciones y reflexionen una y otra vez sobre un mismo concepto, pero en casos como los del artista Jaume Plensa ese proceso creativo es casi enfermizo. El autor catalán explica que se obsesionó por la potente imagen de hombres en cuclillas formados por letras, pero rechaza que se traten de réplicas o copias. Las hay en Praga, París, Tel Aviv o Iowa e, incluso, un alma viajera, que bajo el nombre de ‘Nomade’ ha recorrido medio mundo. La pieza zaragozana –«única y excepcional», insisten– costó e 1.160.000 euros y fue seleccionada por un jurado compuesto por once expertos en el mundo del arte. Fotogénica es un rato largo, aunque lo que se dice original, si se ve la página web del propio Plensa, no es precisamente su mejor calificativo...

Otras ‘almas del Ebro’ abundan por todo el planeta

No cabe duda de que cada una de sus obras es única –como no se cansa de argumentar el escultor Jaume Plensa–, pero también es cierto que en 2008 llamó mucho la atención la gran cantidad de imágenes de amiguitos del ‘Alma del Ebro’ que comenzaron a exhibirse en disintas ciudades de todo el planeta. Plensa ha creado hombres con letras semejantes al que luce frente al Palacio de Congresos en Rusia, Estados Unidos, Alemania, Francia, Canadá... Además de jugar con distintas lenguas y caligrafías, el autor también reflexiona sobre la dimensionalidad de las obras y, de hecho, ahora le ha dado por hacer cabezas en apariencia planas que ganan relieve según se recorre su entorno. ‘Carmela’, la escultura de Plensa instalada junto al Palau de la Música de Barcelona, es el mejor botón de muestra. Y Carmela, por cierto, también tiene mucha familia desperdigada por todo el mundo.

La escultura semejante al Splash en el citado hotel madrileño.

Un hermano gemelo de Splash brilla en Madrid

El Splash de la Torre del Agua tiene un hermano gemelo –recién nacido, por cierto– en el hotel VP Plaza de Madrid. El autor de una de las obras de arte más reconocibles de la Expo de Zaragoza, el escultor español Pere Gifre, volvió a echar mano de su técnica de creación mediante dinámicas y fluidos con un resultado de monumentales dimensiones. La enorme escultura de aspecto acuoso se encuentra en el recibidor del hotel y tiene forma de cascada metálica de 25 metros de altura. Su origen está en la piscina transparente de la azotea del edificio y baja hasta el recibidor, por obra y gracia de cientos de gotas metálicas creadas por Gifre.

El hermano gemelo del pabellón de España en Taiwán.

La huella española en Taiwán

Es como si hubieran ‘tuneado’ el pabellón de España de Ranillas y lo hubieran llenado de coloricos. Sin embargo, se trata de otro edificio: un centro cultural en Nuevo Taipéi, rematado con una especie de pagoda. Su autor es el arquitecto navarro Lain Satrustegui, que con esta construcción parece evocar (pero mucho) a la que hizo su paisano Patxi Mangado para el pabellón de España en Zaragoza.

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