El albergue que nació con la Expo de Zaragoza

El establecimiento que hoy ocupa un edificio erigido en el siglo XVII cumple una década de su apertura.

El albergue que nació con la Expo de Zaragoza
El albergue que nació con la Expo de Zaragoza
Guillermo Mestre

Abrió sus puertas el mismo día que la Expo de Zaragoza, hace ahora 10 años, y desde entonces no ha cerrado ningún día. El albergue de la calle de Predicadores, 70, no solo ofrece alojamiento a los visitantes que llegan a la capital aragonesa, sino que articula una programación cultural en la que tiene cabida el jazz, la música clásica o la poesía, entre otras actividades relacionadas con el ocio y la cultura que a lo largo de la última década viene programando en su espacio La Bóveda del Albergue.

El director de este establecimiento, José Juste, se embarcó en este proyecto hotelero junto a su socio José María Farré. En 2008 compraron un antiguo edificio erigido en el siglo XVII y lo rehabilitaron por completo. El inmueble se levantó sobre una gran bodega de mediados del XV, en el mismo lugar en que tuvo su casa Pedro de Arbués, primer inquisidor de Aragón. Hoy, la casa del inquisidor es el albergue La Posada del Comendador, un refugio para mochileros, peregrinos del Camino Jacobeo del Ebro y todo tipo de visitantes, en general.

Esta iniciativa privada salió adelante sin apoyo institucional y sus impulsores acometieron la reforma respetando varios elementos como la fachada, la escalera, la bodega y la cúpula del edifico, ya que se trata de un inmueble catalogado y protegido por su interés monumental.

“Durante este tiempo hemos tratado de conjugar cultura, ocio, turismo… y mantener un poco ese espíritu que nos dejó la Expo. Para nosotros la muestra internacional significó el inicio de todo. Fue un antes y un después, sobre todo para quienes trabajamos en el sector turístico”, cuenta José Juste.

“Comenzamos el mismo día que la apertura de la Expo, el 14 de junio de 2008. Abrimos a las 11.00 de la mañana y ya empezó a llegar gente, -recuerda-. Registramos el primer lleno, éramos el albergue oficial de la Expo, y el resto del verano fue increíble. Si hubiésemos tenido el doble de capacidad (dispone de 172 plazas) también se habría ocupado. El 15 de septiembre, cuando concluyó la exposición internacional pasamos a tener solo 20 o 30 personas alojadas. La caída fue brutal. Pero lo esperábamos”.

Juste reconoce que supuso ”un empuje" y que “fue el motivo que nos guió en este recorrido. La Expo dejó un legado muy importante en la ciudad, sobre todo en las riberas del Ebro pero, pese a la crisis, no se ha sabido potenciar las oportunidades turísticas que ofrece la ciudad para situarla y mantenerla en el mapa”, opina.

La Bóveda del Albergue concita la actividad cultural de este establecimiento. “Es un referente en la ciudad, donde damos cabida a propuestas que van más allá de los circuitos comerciales”, añade.

Entre los numerosos artistas que han pasado por el escenario de La Bóveda Juste destaca al saxofonista Pedro Iturralde, “uno de los grandes maestros del jazz”; el guitarrista Jerónimo Maya, “digno sucesor de Paco de Lucía”; Andrés Suárez o Salvador Sobral, entre muchos otros.

En cuanto a los huéspedes del albergue, “hemos tenido gente de todo el mundo excepto de Corea del Norte -dice-. La plantilla se compone de ocho personas y en verano se refuerza con otras cuatro que proceden de universidades europeas y hacen prácticas en este alojamiento.

La época de mayor ocupación es “sobre todo en julio, con casi un 100% de ocupación gracias a los Sanfermines. Viene mucho norteamericano y en Pamplona es difícil alojarse. Les guardamos aquí la mochila, sin coste alguno, mientras van a las fiestas de la capital navarra. Y cuando vuelven se suelen quedar dos o tres días con nosotros. En esas fechas estamos casi tan a tope como en Pilares”, revela.

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