Artistas que deslumbraron

Durante 93 días Ranillas acogió unas 5.000 actuaciones. Muchas (no hay que engañarse) fueron mediocres, pero también tocaron artistas de alto nivel imposibles de ver en Zaragoza de no ser por la Exposición Internacional.

La islandesa Björk se acercó a Ranillas para participar en el concierto de Toumani Diabaté y sus amigos.
La islandesa Björk se acercó a Ranillas para participar en el concierto de Toumani Diabaté y sus amigos.
Pedro Etura

Un cajón de sastre con noches musicalmente inolvidables y otras que costó digerir. El Anfiteatro 43 era el gran escenario y por él pasaron artistas de renombre: el bachatero Juan Luis Guerra reunió a mucho más público de los 7.000 que marcaba el aforo, mientras que otros grandes también demostraron tirón: véase Patti Smith, Paul Weller, Toumani Diabaté y sus amigos, Chambao con Lila Downs, Alanis Morissette, Rubén Blades, Diana Krall, el selenita Antony Hegarty, Dulce Pontes con Estrella Morente, Quique González con M-Clan, el impagable Dúo Dinámico, Andrés Calamaro… Lo peor de este espacio fueron el excesivo número de noches consagradas al universo discoteca y los conflictivos accesos a la ‘concha’.

Antes, durante y después de la Expo también hubo grandes conciertos en la siempre incómoda Feria, donde quien más triunfó fue Enrique Bunbury, que reunió a unos 15.000 incondicionales. Los Rolling, R.E.M. y Shakira calentaron motores los meses previos, pero ni el imprevisible Bob Dylan ni la gira de despedida de Gloria Estefan consiguieron atraer a más de 7.000 espectadores a una Feria que se quedó inmensa a todas luces. Hay que anotar también que Madonna, Coldplay y The Police estaban de gira por España pero pasaron de largo de Zaragoza.

Auditorio y Palacio de Congresos

Lejos de Ranillas también hubo interesantísimas citas culturales como las del Auditorio, donde se pudo disfrutar de Zubin Mehta, Kurt Masur, Yuri Termikanov, Daniel Barenboim o Lorin Maazel. Uno de los momentos más emotivos y espectaculares que vivió la sala Mozart fue una gran gala lírica capitaneada por Montserrat Caballé, que brindó la oportunidad de escuchar a la gran soprano junto a su hija y otras voces extraordinarias. La réplica en la Expo se puso en el Palacio de Congresos con auténticas perlas del prestigio como Darío Fo, Carolyn Carson, Jin Xing o Peter Greenaway. En el mismo escenario se representó un ‘Ángel exterminador’ en homenaje a Buñuel y el Albert Boadella preTabarnia reapareció con Els Joglars. No hay que olvidar que también se celebró una gran gala de la jota y otra de la danza Nacho Duato, Berna, Igor Yebra y otros talentos.

Y de vuelta a lo musical, mención aparte merece el llamado Balcón de las Músicas, que fue refugio de los melómanos (eclécticos, eso sí) y tuvo también un puñado de momentos estelares: Juana Molina, Bettye LaVette, Marc Ribot, los daneses Efterklang, el japonés Doravideo, los canadienses Caribou, los colombianos Aterciopelados... La Década Prodigiosa protagonzió catorce –ojo, catorce– noches en el mismo Balcón en lo que se supone fue una concesión a no se sabe qué galería...

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